Foto: Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (@UNRWA)
El orden público, las amenazas internacionales, los ataques aéreos y las uniones internacionales en contra del terrorismo son asuntos que volvieron a la esfera geopolítica en el Medio Oriente después de vivir unos pocos años con baja turbulencia en este sentido. ¿Qué desató la violencia de nuevo?, ¿hasta qué punto llegará?, ¿quiénes están involucrados?
Durante siglos ha existido un conflicto Israel-Palestina, pero el reciente ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 (que dejó a más de 1.000 israelíes asesinados) intensificó las acciones militares de Israel frente a este grupo terrorista. En medio de esta escalada de violencia, las operaciones de defensa de Israel han incluido ataques aéreos masivos sobre la Franja de Gaza que, hasta ahora, han asesinado a más de 20.000 personas y dejado a casi dos millones de personas desplazadas.
Hamás, una organización armada y extremista de liberación palestina, ha recibido ayuda de otras como la Yihad Islámica Palestina y Hezbolá, en Líbano. Todas ellas son consideradas terroristas por parte de la comunidad internacional, y estarían ligadas a ayudas económicas desde Irán y Siria. Países que hasta el momento permanecen al margen.
La comunidad internacional se ha dividido entre apoyar abiertamente con armamento y recursos a Israel y en pedir un cese al fuego sobre Gaza, para permitir el acceso a salud y alimentación en la región. Hasta el momento se han dictado dos resoluciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero sin efectos legales ni efectivos.
A mediados de noviembre, un grupo rebelde de hutíes (brazo armado yihadista en Yemen) manifestó su apoyo a Gaza, buscando perjudicar a Israel a través de un bloqueo en el mar Rojo, una de las principales vías marítimas comerciales del mundo. Desde entonces, han atacado a 27 navíos, entre comerciales y militares, con la firme intención de boicotear a Israel hasta que no se detengan los ataques en Gaza.
Durante este periodo, se pactó una liberación de rehenes entre Hamás e Israel, y durante algunos días fueron liberadas más de 100 personas que permanecían retenidas por este grupo terrorista. En simultáneo, altos funcionarios del Gobierno israelí realizaron declaraciones que harían alusión al desplazamiento masivo de palestinos fuera de Gaza y un control permanente de la región por parte de Israel.
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Finalizando el año, Sudáfrica denunció a Israel ante la Corte Penal Internacional al considerar que no estaría respetando la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, del cual es Estado miembro desde que se fundó posterior a la Segunda Guerra Mundial. Israel ha negado fervientemente estas acusaciones, haciéndolo, incluso, frente al máximo Tribunal de las Naciones Unidas.
Esta semana se desarrollaron dos audiencias públicas frente a este caso en La Haya, sede de este órgano judicial. Sin embargo, un evento más de este conflicto se llevó la atención, puesto que Estados Unidos y Reino Unido, en apoyo de otros ocho países, lanzaron un ataque aéreo sobre Yemen, advirtiendo a los rebeldes hutíes de no atacar más a los navíos del mar Rojo.
La situación es cada vez más tensa y el conflicto se extiende más allá de las fronteras iniciales, amenazando la vida de más civiles con el pasar de los días, mientras aún hay personas atrapadas en Gaza, sin alimento, refugio ni servicios de salud, y civiles secuestrados por Hamás en condiciones desconocidas.