📸 Cortesía: Presidencia Colombia
¿Justicia en La Haya, desde Bogotá?
Este martes 15 de julio de 2025, Bogotá se convirtió en la sede inesperada pero urgente de la cumbre ministerial del Grupo de La Haya, un encuentro convocado para articular respuestas legales y diplomáticas frente a la ofensiva israelí en Gaza.
Durante dos días, hasta el miércoles 16, delegados de más de 30 países se reunieron bajo la copresidencia de Colombia y Sudáfrica para discutir, con la presencia del presidente Gustavo Petro y figuras clave de la ONU como la relatora especial para Palestina, Francesca Albanese, estrategias que buscan detener un conflicto que no cesa de sembrar muerte y destrucción. Mauricio Jaramillo Jassir, viceministro de Asuntos Multilaterales de Colombia, describió esta cumbre como una “conferencia de reacción” que habla de la urgencia y la gravedad del momento en Gaza.
La convocatoria trasciende a los países fundadores del Grupo de La Haya —Bolivia, Colombia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia, Senegal y Sudáfrica— para incluir voces de Argelia, Turquía, Chile, Brasil, Venezuela y delegaciones de Asia, Europa y África, reflejando una creciente movilización internacional por la protección del derecho y de la vida ante las denuncias por posibles crímenes de guerra.
Entre los ejes centrales del encuentro se encuentra la coordinación de acciones jurídicas y diplomáticas, con especial énfasis en respaldar las órdenes de arresto que la Corte Penal Internacional ha solicitado contra líderes israelíes, incluyendo al primer ministro Benjamín Netanyahu. También se plantea la suspensión inmediata del suministro de armas a Israel, conforme al derecho internacional humanitario, y la exigencia firme de garantías para la protección de la población palestina y la rendición de cuentas por los actos que se investigan.
Previo a la cumbre, una reunión preparatoria destacó el papel activo de organizaciones sociales y de derechos humanos aliadas a la causa palestina, un recordatorio de que detrás de estas decisiones diplomáticas están las voces y los rostros que sufren el conflicto en carne propia.
Este lunes, Bogotá no solo reunió a diplomáticos y ministros; convocó a una reflexión profunda sobre la justicia y la responsabilidad internacional. Sin embargo, la pregunta que sigue flotando en el aire es si estas acciones podrán, alguna vez, detener la violencia y sanar las heridas abiertas en medio de tanta incertidumbre. ¿Podrá la comunidad internacional avanzar más allá de la condena para concretar soluciones reales? Ese es el reto que ahora enfrenta el mundo.