Colombia Humana minimiza inspección de la Fiscalía

📸 Imagen cortesía
¿Fiscalía o teatro político?

Un miércoles gris en Bogotá, la sede de Colombia Humana se vio inmersa en un operativo inesperado. Fue el 29 de octubre de 2025 cuando la Fiscalía General de la Nación irrumpió en el corazón político que impulsa al presidente Gustavo Petro, no para buscar culpables, según se afirmó, sino para seguir los rumbos de un entramado financiero que la campaña presidencial de 2022 dejó tras de sí.

De la mano del Juzgado 80 Penal Municipal, la inspección se enfocó en examinar los estados financieros de la campaña y, particularmente, la administración de Ricardo Roa —actual presidente de Ecopetrol y en su momento gerente de la misma campaña—, con la lupa puesta en posibles irregularidades económicas. Más que un acto de acusación, Colombia Humana quiso rebajar la tensión: “Se trata de una diligencia administrativa rutinaria”, insistieron, marcando distancia con el aura criminal que algunos titulares sembraron.

Pero el trasfondo inquieta. La Fiscalía investiga dos frentes complejos: una posible violación de los topes legales de financiación electoral y una oscura sombra sobre la procedencia lícita de los recursos que ayudaron a catapultar a Petro a su silla presidencial. Luz Adriana Camargo, fiscal general, no dejó lugar a dudas: “Llegaremos hasta las últimas consecuencias en todas las indagaciones”. Para ello, se recolectaron documentos que van desde contratos y facturas hasta extractos bancarios, intentando trazar el mapa entre lo declarado y lo realmente gastado en la carrera electoral.

Colombia Humana, lejos de cerrarse, reafirmó su disposición a colaborar y su respeto por el sistema judicial. Gloria Flórez, líder del movimiento, hizo un llamado a la prudencia y al rigor informativo, y reprochó el renovado uso del sensacionalismo en algunos medios, que —según denunciaron— distorsionan hechos y generan incertidumbre en una ciudadanía ya exhausta de polvaredas políticas.

El operativo no solo expone la frágil línea entre control institucional y percepción pública, sino que invita a preguntarse: ¿podrá esta investigación arrojar luz sin convertirse en otro escenario de estratégicas maniobras políticas? Mientras tanto, Colombia y su escenario democrático esperan respuestas que no se pierdan en las sombras.

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