📸 Cortesía: Jehad Alshrafi / Associated Press
¿Paz entre escombros?
Este lunes 6 de octubre de 2025, en el aire cálido y tenso de El Cairo, comenzaron conversaciones que podrían cambiar el destino de Gaza y las vidas atrapadas en su interminable conflicto.
Delegaciones de Israel, Estados Unidos, Hamas y mediadores internacionales se reunieron en Sharm el-Sheij, un complejo turístico que contrasta con la crudeza de los temas a tratar: un alto al fuego duradero y la liberación de rehenes mantenidos desde hace casi dos años por milicias palestinas. Estas negociaciones, impulsadas con fuerza por el expresidente Donald Trump y bajo la mediación de Egipto y Catar, buscan algo más que un acuerdo temporal; el objetivo es sentar las bases para un cese de hostilidades, un intercambio significativo de prisioneros y una retirada parcial de las fuerzas israelíes que domina aún el territorio gazatí.
La delegación israelí, liderada por altos funcionarios de inteligencia y el coordinador de rehenes del gabinete de Benjamin Netanyahu, puso pie en suelo egipcio este lunes. Por su parte, Hamas llegó un día antes, bajo la batuta de Khalil al-Hayyah, figura clave en las relaciones internacionales del movimiento. Estados Unidos, fiel a su papel histórico, envió a Steve Witkoff y Jared Kushner, quienes respaldan a Trump desde la sombra. Abdelfatah al-Sisi, presidente egipcio, elogió la apertura a la negociación y recordó que la verdadera paz solo llegará con el reconocimiento de un Estado palestino soberano, pieza ausente en décadas de dolor y violencia.
El plan estadounidense, claro y controvertido, abre con la liberación de los 47 rehenes israelíes que aún quedan en Gaza —de los cuales, según fuentes militares israelíes, 25 podrían estar muertos— a cambio de la puesta en libertad de 250 palestinos condenados a cadena perpetua y más de 1.700 detenidos relacionados con el conflicto. Además, se contempla una retirada parcial israelí y el levantamiento del bloqueo que asfixia a Gaza. Sin embargo, las sombras no desaparecen: ¿podrán este delicado equilibrio y estas cifras traducirse en confianza y una paz duradera?
Mientras el sol se oculta tras el desierto egipcio, la incertidumbre permanece. Las heridas abiertas, la desconfianza acumulada y la complejidad de décadas no desaparecen con una firma. La ciudadanía, tanto israelí como palestina, espera que estas conversaciones vayan más allá de la diplomacia ritual y ofrezcan un respiro tangible. Pero, ¿qué costo tendrá este acuerdo? ¿Es posible la reconciliación cuando el dolor y el miedo parecen tan profundos? En Sharm el-Sheij, bajo la mirada ferviente de mediadores y con las vidas de miles en juego, se escribe otro capítulo que podría ser el principio o simplemente un nuevo paréntesis en la lucha por una paz que se resiste.
¿Habrá finalmente un cese de las hostilidades o el silencio será solo una pausa en la tormenta? La respuesta está, por ahora, suspendida entre la esperanza y la desconfianza.