Las instituciones educativas se han convertido en escenario de varios incidentes armados, siendo un ejemplo reciente el ataque que cobró la vida de 19 niños y dos maestras en un instituto de primaria en Uvalde, Texas.
Frente a esta preocupante realidad, Steven Leano, un profesor retirado del ejército de los Estados Unidos, comparte el protocolo al que los profesores son sometidos en caso de un tiroteo.
En caso de emergencia, los educadores reciben señales claras: el código amarillo y el código rojo. El primero indica que la amenaza es externa a la escuela, lo que requiere asegurar las puertas y continuar con las actividades. El código rojo, en cambio, señala que el peligro se encuentra dentro del lugar donde se encuentran.
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Bajo esta circunstancia, los profesores deben asegurar puertas, apagar luces y aparatos electrónicos, asimismo, proteger ventanas con cortinas. Los estudiantes, por su parte, se refugian en sitios seguros mientras se mantiene un silencio absoluto.
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Aunque la escuela pueda implementar ciertas medidas preventivas, todavía existe la posibilidad de que alguien adquiera un arma en una tienda si cuenta con la licencia correspondiente, o que un familiar pueda sustraer el artefacto y emplearlo de manera perjudicial como el ataque en Uvalde.