Lo que comenzó como un ataque no provocado por parte del grupo palestino en armas Hamas en territorio israelí contra cientos de civiles se ha convertido hoy en una amenaza de guerra latente en Medio Oriente y en Occidente. Si bien las partes armadas son este grupo armado palestino y el Ejército israelí, otras naciones podrían involucrarse.
Líbano, ubicado al norte de Israel, es un país que, históricamente, ha apoyado los procesos de Palestina frente a la ocupación israelí. Desde hace años, aunque Israel y Líbano son naciones enemigas, existe un acuerdo para evitar cualquier confrontación bélica. Sin embargo, la participación del grupo militante y político Hezbolá podría disparar el conflicto en otra dirección.
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Mientras las Fuerzas de Defensa de Israel atacan la Franja de Gaza, han recibido ataques por parte de Líbano, provenientes de Hezbolá. En los últimos días, Israel ha reaccionado a los misiles antitanques provenientes del norte, defendiéndose de ellos, y respondiendo en contraofensiva. Por ello, las entidades de seguridad israelíes “están anunciando la implementación de un plan para evacuar a los residentes del norte de Israel que viven en el área hasta 2 kilómetros de la frontera libanesa”.
Por su parte, el primer ministro de Líbano, Najib Mikati, informó que si bien en su país existe una completa unidad en solidaridad con Palestina, “nadie tiene interés en emprender la aventura de abrir un frente desde el sur del Líbano, porque los libaneses no podrían soportar una carga bélica de estas magnitudes”.
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Por su parte, el Partido Libanés Kataeb rechazó los avances militares de Hezbolá en la frontera con Israel, puesto que si bien están defendiendo objetivos regionales, podrían conducir a su nación a una nueva guerra.
Desde Siria han denunciado bombardeos por parte de Israel en los aeropuertos de Alepo y de Damasco, ataques que este país no se ha atribuido. Siria también es uno de los países que apoya a Palestina y podría entrar en conflicto con Israel si la guerra sobrepasa los límites territoriales actuales.
