📸 Cortesía: D.R.A.
¿Paz inesperada en la Convención Bancaria?
Cartagena, 5 de junio. En un gesto que desdibujó meses de tensión y división, la canciller Laura Sarabia y el ministro del Interior Armando Benedetti sellaron su reconciliación con un beso y un abrazo durante la edición número 59 de la Convención Bancaria, celebrada en el Centro de Convenciones Julio César Turbay. Esta escena, capturada ante ojos atentos de líderes políticos, empresarios y la prensa, parecía poner punto final a una disputa intensa y pública que había empañado la unidad dentro del Ejecutivo de Gustavo Petro.
La pugna entre Sarabia y Benedetti, que venía carcomiendo la cohesión del gobierno desde mediados de 2023, explotó en la esfera pública cuando, apenas a finales de abril, la canciller acudió a declarar ante la Fiscalía General de la Nación acusando a Benedetti de presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y violencia de género. Este capítulo no solo estremeció los cimientos del gabinete sino que hirió la confianza ciudadana y galvanizó a la oposición, pintando un cuadro de crisis y fractura interna.
Sin embargo, según fuentes cercanas y reportes de medios como Infobae y la revista Cambio, fue la propia Laura Sarabia quien decidió invertir la marcha. Consciente de que la disputa solo empañaba la gestión del presidente Petro, promovió un acercamiento. A dos semanas del evento, propuso reconciliarse con Benedetti, enfatizando que la división solo servía a los adversarios políticos y debilitaba el gobierno.
La llegada anticipada de Sarabia al recinto, con la intención de escuchar la intervención de Benedetti, concedió a su gesto un carácter simbólico cargado de voluntad por limpiar las heridas. Frente a los flashes y la expectación general, el abrazo y el beso no fueron solo un saludo; fueron un mensaje poderoso de que la política, en ocasiones, se sobrepone a las diferencias para proteger un proyecto común.
No obstante, queda la pregunta latente: ¿Esta reconciliación será la antesala de una colaboración auténtica o un momento efímero para acallar críticas? Por ahora, la imagen quedó grabada como un signo de esperanza en un gobierno que ha vivido intensas pugnas internas. La ciudadanía observa atenta, esperando que esta paz no sea solo una pausa, sino el inicio de una nueva etapa de gobernabilidad.