Confirmado por el ministro del interior: Petro no asistirá a las exequias de Miguel Uribe Turbay

📸 Imagen cortesía D.R.A
¿Adiós sin presencia oficial?

Este miércoles 13 de agosto de 2025, las exequias del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay se celebran en Bogotá bajo un silencio notable: ni el presidente Gustavo Petro ni representantes del Gobierno Nacional estarán presentes, siguiendo una petición expresa de la familia del dirigente asesinado.

Miguel Uribe Turbay, senador del Centro Democrático y aspirante a la presidencia, murió el lunes 11 de agosto tras dos meses en estado crítico, consecuencia de un atentado ocurrido el 7 de junio en un acto político en el occidente de Bogotá. Sus honras fúnebres incluyen un homenaje en el Congreso de la República, una misa en la Catedral Primada y el sepelio en el Cementerio Central de la capital, eventos marcados ahora por una decisión inédita.

El ministro del Interior, Armando Benedetti, comunicó públicamente que tanto el presidente Petro como cualquier representante oficial se abstendrán de asistir para respetar la voluntad de los familiares, quienes buscan preservar un espacio privado de duelo. «Ni el presidente ni alguien del Gobierno, por petición de la familia de Miguel Uribe, asistiremos a las exequias. Seguiremos orando por él», afirmó Benedetti, confirmando el seguimiento cercano con los allegados desde el lunes anterior para coordinar esta petición.

La ausencia oficial no es menor en un contexto político tenso, donde las heridas del país parecen abiertas y los llamados a evitar la polarización se multiplican. Desde su cuenta en la red social X, Petro expresó su pesar y un mensaje de unidad: “Desde aquí hago mi duelo y la reflexión, pero no voy a prestarme para actos de odio cuando el senador Miguel Uribe Turbay necesita hoy es de paz”. El contraste entre la pérdida personal y la escena pública invita a preguntar: ¿se podrá honrar al dirigente más allá de las ausencias y diferencias políticas?

Mientras Bogotá despide a uno de sus actores políticos más controversiales y la nación contempla un escenario cargado de silencios oficiales, ¿es posible que el duelo se convierta en el punto de partida para la reconciliación o, por el contrario, en un reflejo más del vacío político que habita la democracia colombiana? El tiempo y la memoria serán jueces irrevocables.

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