📸 Imagen cortesía x @corpades
¿Violencia sin freno en Oriente Antioqueño?
Un joven de 18 años, Mateo Valencia, perdió la vida la tarde del miércoles 29 de octubre de 2025 en Marinilla, un municipio que, como otros en el Oriente antioqueño, sufre una alarmante escalada de homicidios.
La muerte ocurrió alrededor de las 2:30 p.m. en el barrio Emilio Botero González, un escenario que se ha vuelto tristemente familiar. Autoridades recuerdan que Mateo había enfrentado la justicia en dos ocasiones durante el año por presunta participación en delitos con menores y porte ilegal de armas. Sin embargo, para la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), este asesinato es sólo un síntoma del deterioro del orden público que azota a la región.
En menos de una semana, al menos siete personas han sido asesinadas en municipios vecinos como El Carmen de Viboral y San Vicente. Lo inquietante no es solo la cifra, sino el silencio y la aparente ocultación de estos hechos por parte de la Gobernación de Antioquia. «Nos preocupa que autoridades oculten la violencia y no sean transparentes con la ciudadanía. Solo gracias a medios de comunicación y organizaciones sociales se visibiliza este fenómeno», denunció Corpades.
Este organismo alerta que la violencia se recrudece y advierte sobre un posible subregistro de casos, llamando la atención sobre la pretendida protección de la imagen del gobernador. A la vez, exige que se brinde información pública clara y se implementen acciones urgentes para detener esta ola de homicidios, ataques armados y amenazas que desangran a las comunidades locales.
Mientras tanto, Oriente Antioqueño enfrenta no solo el dolor de las pérdidas, sino también una creciente incertidumbre sobre quién protege a sus habitantes y quién asume la responsabilidad de frenar la violencia que parece crecer sin pausa. ¿Podrá la región encontrar pronto respuestas y seguridad en medio de tanta sombra?
