📸 Cortesía: Alfredo Saade / Cancillería de Colombia
Pasaportes en vilo: un cambio inesperado en la cúpula
Este miércoles 2 de julio de 2025, el corazón de la crisis por los pasaportes latió con fuerza desde la Casa de Nariño, donde el Gobierno anunció un giro que descoloca a la Cancillería y reconfigura el control sobre un servicio vital para millones de colombianos.
Colombia enfrenta una nueva etapa en la producción de pasaportes tras la inesperada decisión presidencial de no prorrogar el contrato con la empresa Thomas Greg & Sons, firme desde 2007 en la impresión de estos documentos. La orden llegó del presidente Gustavo Petro, quien ha optado por romper con la tradición y avanzar en un acuerdo con la Imprenta Nacional, que en alianza con la Casa de la Moneda de Portugal, se hará cargo de la emisión a futuro. La noticia la confirmó el jefe de Gabinete, Alfredo Saade, en una declaración desde la sede presidencial, anunciando que en las próximas horas se firmará el contrato para comenzar esta transición.

Este viraje ocurre días después de que la canciller Laura Sarabia informara sobre una renovación temporal de 11 meses con Thomas Greg & Sons, basada en la figura legal de “urgencia manifiesta” para evitar un vacío tras el vencimiento el 31 de agosto. Sin embargo, Petro desautorizó ese paso en un Consejo de Ministros, calificando la licitación realizada por la Cancillería como “fraudulenta” y rechazando la prórroga como una acción innecesaria y contraria a su agenda de cambio institucional. La ruptura no sólo evidencia una fractura interna, sino que denuncia con dureza las sombras que, según el mandatario, rodean la contratación pública.
En el ojo del huracán, Alfredo Saade asume el rol de articular esta transición. Confirmó que la Imprenta Nacional sellará un contrato con Portugal, cuya planta y avanzada tecnología permitirán que Colombia produzca pasaportes con estándares internacionales en un plazo de aproximadamente diez años. “La orden que recibo es del señor presidente… buscamos la manera de avanzar entre la Imprenta Nacional y Portugal y en las próximas horas estaremos firmando”, aseguró, con la mirada puesta en una reorganización que promete autonomía y modernización.
Sin embargo, más allá de las promesas y las críticas, persiste una pregunta inquietante: ¿podrá la administración salvaguardar la transparencia y eficacia en un proceso que ya ha evidenciado grietas? La ciudadanía observa expectante, consciente de que en esta disputa institucional no sólo está en juego un documento, sino también la confianza en las estructuras del Estado.
¿Será este el inicio de una nueva era o solo una pausa en una crisis que parece no tener fin?