Crisis en Deportivo Pereira: Rafael Dudamel renunció por “justa causa” en medio de caos financiero

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¿Deportivo Pereira al borde del abismo?

Este miércoles 29 de octubre de 2025, Rafael Dudamel, el director técnico venezolano del Deportivo Pereira, presentó su renuncia irrevocable por “justa causa”. La razón, clara y amarga: el incumplimiento de pagos salariales y la falta de cumplimiento de obligaciones laborales en medio de una crisis financiera e institucional que ha paralizado al club risaraldense.

En las últimas semanas, la situación se tornó insostenible. El plantel profesional declaró un paro total por salarios atrasados, con jugadores denunciando tener hasta ocho meses sin cobrar. La consecuencia fue dramática: en los partidos de las fechas 17 y 18 de la Liga BetPlay II, el equipo debió presentarse con juveniles de las categorías Sub-20 y Sub-17 bajo la dirección interina de Germán Correa y Cristian Galíndez. El resultado fue humillante: derrotas sonoras frente a Águilas Doradas (1-5) y Deportivo Pasto (0-4). A esta ola de renuncias se suman dos jugadores más, Yuber Quiñónez y Samy Merheg, que formalizaron su salida también por incumplimientos salariales.

Al corazón de esta crisis late la incapacidad administrativa, con la presidencia en manos de Álvaro López Bedoya. Paradójicamente, este club había vivido un auge histórico apenas en 2023, tras alcanzar los cuartos de final de la Copa Libertadores. Sin embargo, la euforia se tornó en desplome: según la Superintendencia de Sociedades, las ganancias de $1.679 millones en 2023 se tornaron en pérdidas superiores a $3.318 millones en 2024. La deuda se triplicó y el club perdió participación y credibilidad.

Dudamel agotó el plazo legal para que el Deportivo Pereira cumpliera sus compromisos económicos, pero la respuesta nunca llegó. Su renuncia no es un capricho, sino la consecuencia inevitable de un vacío institucional que erosiona la confianza y paraliza toda esperanza deportiva.

Mientras las sombras del descalabro se ciernen sobre Pereira, la pregunta permanece abierta: ¿podrá la dirigencia emerger de esta tormenta o el club está condenado a languidecer en el olvido? La afición espera, mientras el reloj corre y la incertidumbre pesa más que nunca en el corazón del fútbol risaraldense.

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