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¿Ocho vasos? Ya no es la medida de todos
El mito del agua perfecta
Este 13 de julio de 2025, en Colombia, un consejo que muchos han recibido desde la infancia comienza a tambalear. ¿Cuánta agua debemos tomar al día? La respuesta sencilla de “ocho vasos” ha muerto para muchos expertos y organismos de salud. Ya no es un santo y seña universal: beber agua es, ahora, una recomendación personalizada.
Lo que revela el volumen del vaso
La Organización Mundial de la Salud, junto con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, desmontan la regla popular, al recordar que no existe una dosis fija. “No hay una cantidad mínima absoluta válida para todos”, afirma la OMS, señalando cómo factores propios del cuerpo y entorno erosionan esa idea. Peso, edad, estado de salud, temperatura ambiental y actividad física moldean la sed real de cada persona. Para un mismo vaso, no todos tienen la misma sed.
El cálculo que desnuda la individualidad
Médicos y nutricionistas apuestan ahora por un enfoque calibrado: entre 30 y 35 mililitros por kilo corporal. Así, quien pesa 70 kilos debería consumir entre 2.1 y 2.45 litros al día. Es decir, unos 9 o 10 vasos estándar de 240 ml. Pero la ecuación no se detiene ahí: los niños, los adultos mayores o las mujeres gestantes y lactantes requieren variaciones. Tampoco se olvida al runner que sube la intensidad o al obrero bajo el sol implacable, ni al enfermo con fiebre. Todos requieren una dosis distinta, como piezas únicas.
La voz autorizada que quiebra la inercia
La escuela de Harvard y la Mayo Clinic refrendan este acercamiento flexible. Advertencia clara: la sed no debe ser el único faro. “Cuando se siente sed, el cuerpo ya ha comenzado a deshidratarse”, dicen. Por ello, anticipar la ingesta y ajustarla es parte de la salud cotidiana.
Reflexión en la rutina líquida
La civilización del agua medida ha muerto, pero nos queda la responsabilidad individual. En tiempos en que la información derriba fórmulas establecidas, la sed emerge no solo como señal, sino como enigma por descifrar. ¿Podremos romper con la tradición del “ocho vasos” y adoptar el cálculo personal sin perdernos en el vaivén de nuestras propias necesidades? Lo cierto es que, más allá de mitos, beber agua sigue siendo un acto vital y profundamente humano.
