📸Cortesía: captura de pantalla Presidencia
«`html¿PAZ CON CRIMINALES? UN ESCENARIO CONFLICTIVO EN LA ALPUJARRA
Confusión y diálogo en Medellín.
Este martes 24 de junio de 2025, la Defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz, alzó la voz desde su oficina para cuestionar la participación del presidente Gustavo Petro en un evento polémico realizado el sábado 21 de junio en la plazoleta de La Alpujarra, en Medellín. El mandatario compartió escenario con reconocidos jefes de bandas criminales locales, en un acto que forma parte de la estrategia de «paz urbana» impulsada por el Gobierno Nacional.
En aquel encuentro, Petro estuvo rodeado por al menos nueve cabecillas de estructuras delictivas de la ciudad, incluyendo a figuras como José Leonardo Muñoz alias Douglas, Juan Carlos Mesa, conocido como Tom, Freyner Ramírez alias Carlos Pesebre y Jorge Vallejo. Todos participaron bajo estricta custodia del INPEC, tras recibir permisos especiales para salir de la cárcel de Itagüí. Estos líderes criminales están acusados de delitos graves: homicidios, desapariciones forzadas, reclutamiento de menores y violencia sexual. Su presencia en un acto público generó reacciones encontradas y un debate intenso sobre los límites del diálogo con el crimen organizado en Colombia.
Para la Defensora Marín Ortiz, esta exhibición pública confunde gravemente los roles y envía un mensaje equivocado a las víctimas y a la sociedad. Como expresó en un video difundido a través de sus redes, la tarima pública no es el lugar para quienes han infringido crímenes. Recordó que el espacio para estos personajes debe ser la sanción penal, el reconocimiento honesto de sus responsabilidades y la verdad frente a las víctimas. Advirtió que confundir lo admisible con lo inadmisible, especialmente en un año electoral, erosiona la esperanza de una paz verdadera.
Sin desconocer la urgencia de la paz urbana y las búsquedas de soluciones innovadoras, la Defensoría invita a reflexionar: ¿hasta dónde es posible dialogar sin sacrificar la justicia y la dignidad de quienes han sufrido la violencia? ¿Qué costo social y político implica compartir escenarios con quienes han sembrado terror? La estrategia oficial busca desactivar el conflicto, pero ¿provoca acaso un riesgo de normalización de la criminalidad?
Este debate, abierto desde la plazoleta de La Alpujarra, trasciende lo local y cuestiona el futuro de la reconciliación en Colombia. La incertidumbre persiste entre el mensaje de paz que anuncia el Gobierno y las señales contradictorias que recibe la ciudadanía. ¿Puede acaso la justicia y la memoria colectiva convivir con estas iniciativas sin ceder terreno?
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