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**“Recompensas al límite: Antioquia apuesta a la comunidad para capturar a dos peces gordos”**
Una luz de esperanza en medio de la sombra.
Este 14 de julio de 2025, en el corazón del corregimiento Santa Rita de Andes, la Gobernación de Antioquia tomó una decisión cargada de urgencia: elevar a 200 millones de pesos la recompensa por información clave que conduzca a la captura de dos hombres que encarnan el rostro más cruento de la inseguridad en el Suroeste antioqueño.
En un Consejo Extraordinario de Seguridad y Oportunidades Sociales, el gobernador Andrés Julián Rendón, acompañado por el alcalde local Germán Vélez Orozco y altos mandos de la Policía, Ejército, Fiscalía y entes de control, explicó el porqué de esta medida. Santa Rita y su vecina Santa Inés, otrora tranquilos territorios, han visto crecer la presión y el miedo con la presencia de grupos armados que imponen su ley, extorsionan y desplazan a familias enteras. “Elevamos la recompensa hasta 200 millones por alias Soldado y alias Barcelona. Es un llamado a la comunidad para que, con información, nos ayude a neutralizar a estos criminales que tanto daño han causado”, dijo Rendón con la firmeza que exige la crisis.
Pero, ¿quiénes son estos hombres?
Alias “Soldado” es el presunto cabecilla del Clan del Golfo en la región, un nombre que ha sembrado terror con su red de extorsiones y homicidios selectivos. Por otro lado, alias “Barcelona” lidera parte de la banda La Terraza, y su recompensa sube –de 50 a 200 millones– tras un escalofriante episodio: el asesinato de un patrullero y el ataque grave a otro en Santa Rita el pasado 10 de julio, hechos que marcaron un límite.
La Gobernación no solo ha intensificado esta búsqueda con recursos económicos, sino que hace un llamado a la solidaridad y valentía de quienes saben y callan. En un lugar donde la ocupación ilegal de tierras se combina con la violencia constante, la incertidumbre y el miedo son moneda corriente.
El tiempo apremia y el Suroeste antioqueño observa en esta medida, más que una cifra, una apuesta por recuperar la paz y la confianza. ¿Será suficiente este gesto para quebrar la sombra de la impunidad? Mientras tanto, la comunidad, entre esperanza y temor, aguarda respuestas.
El desafío es uno solo: pasar de la angustia al alivio, de la mirada esquiva a la acción conjunta. Y en ese camino, cada voz cuenta.