📸 Cortesía: NIH Medline Plus Revista
UN ACUERDO MILMILLONARIO CONTRA EL DOLOR SILENCIOSO
El 20 de junio de 2025, Estados Unidos dio un paso decisivo para enfrentar una tragedia que ha marcado a millones: la crisis de los opioides. En una histórica resolución, los 50 estados, Washington D.C. y cuatro territorios sellaron un acuerdo comprometido por 7.400 millones de dólares con el laboratorio Purdue Pharma y la controvertida familia Sackler, vinculada a la agresiva promoción del analgésico OxyContin.
Este pacto no es solo un número o una suma. Representa el resultado de años de denuncias, demandas y sufrimiento. Desde 1999, el abuso de opioides ha cobrado más de 850.000 vidas por sobredosis en el país, una cifra que evidencia el peso social y sanitario detrás de este conflicto. Purdue Pharma, fabricante del medicamento, y sus estrategias de mercadeo son parte esencial del debate.
El acuerdo determina que la familia Sackler aportará 6.500 millones de dólares y Purdue otros 900 millones. La entrega de estos fondos será paulatina pero contundente: más de la mitad en los primeros tres años, iniciando con pagos iniciales por 1.500 millones de los Sackler y 900 millones de Purdue. En los años siguientes, se sumarán pagos adicionales, que buscan dar continuidad a la reparación del daño.
Del monto total, al menos 850 millones serán destinados directamente a las víctimas de esta crisis que afecta tanto a familias como a comunidades enteras. El resto abastecerá programas estatales y locales dedicados a la prevención, tratamiento y recuperación de las adicciones, intentando así revertir las consecuencias que décadas de desinformación y abuso han dejado en la sociedad americana.
Este acuerdo no solo implica compensaciones económicas. También impone condiciones firmes: la familia Sackler deberá ceder todo control sobre Purdue Pharma y se le prohíbe expresamente comercializar opioides en Estados Unidos. Sin embargo, aquellos que no se sientan conformes aún podrán seguir litigando en tribunales individuales.
Así, mientras el país avanza hacia una reparación colectiva, persisten preguntas cruciales: ¿Podrán estos fondos y medidas sanar heridas tan profundas? ¿Será suficiente para evitar que la historia se repita? En medio de la negociación y los acuerdos, la búsqueda de justicia y alivio para las víctimas continúa siendo un proceso tan complejo como urgente.
