📸 Cortesía: Presidencia
¿DESAPARECERÁ EL “DECRETAZO” LABORAL?
Un pulso político entre la agenda legislativa y la consulta popular pone en juego el futuro de la reforma laboral.
Este miércoles 11 de junio de 2025, en Bogotá, el ministro del Interior, Armando Benedetti, anunció que el Gobierno Nacional está dispuesto a desistir de convocar una consulta popular por decreto sobre la reforma laboral, siempre y cuando la plenaria del Senado alcance acuerdos significativos en torno al articulado ya aprobado en la Cámara de Representantes.
La declaración se produjo durante el cuarto y último debate de la reforma en el Congreso, en un ambiente político tenso por la reciente violencia contra el senador Miguel Uribe Turbay y evidentes fricciones entre Ejecutivo y Legislativo. Benedetti recordó que existe un consenso total entre los ministros sobre el decreto de la consulta popular, un documento firmado por los jefes de cartera antes del atentado del 7 de junio, a la espera únicamente de la firma presidencial para su convocatoria.
Sin embargo, el ministro fue claro al condicionar el desistimiento del mecanismo excepcional: “en caso de que el Senado apruebe la reforma laboral, se deroga el decreto”, y por ende no se convocaría a la consulta. Esta decisión prioriza el trámite parlamentario y la construcción de consensos políticos indispensable para avanzar en una materia que ha polarizado a diversos sectores.
Benedetti puso el foco en los puntos neurálgicos de la negociación: el pago del 100% de los días festivos y el cobro de recargos después de las 6:00 p.m. “Se podría pensar en que no hubiera consulta, en que no hubiera ‘decretazo’, como ustedes lo han llamado. Eso es lo que espera el país, pero para eso se necesitan dos partes y esta parte, que es el Gobierno, está lista”, señaló ante la prensa, enfatizando la voluntad oficial de alcanzar un pacto.
Así, el proceso de la reforma laboral enfrenta un desenlace incierto. Si el Senado logra acuerdos que satisfagan al Ejecutivo, la tensión política disminuirá y la consulta popular quedará en suspenso. Pero si los consensos se dilatan, la convocatoria por decreto podría convertirse en un mecanismo definitivo, abriendo un escenario de mayor confrontación política y social.
¿Será esta una muestra de madurez parlamentaria o simplemente una pausa en el conflicto? La ciudadanía observa con expectación cómo se desenvuelve esta negociación que impacta de lleno en el mundo laboral y en la confianza hacia las instituciones.
