HAMBRE SIN TREGUA: EL MUNDO VUELVE A ALIMENTAR SU CRISIS EN 2025
Más de 295 millones de personas enfrentan la crudeza de la inseguridad alimentaria aguda en 53 países. Este alarmante dato, revelado el 16 de mayo de 2025 por el último Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias, marca un aumento de 13,7 millones respecto al año anterior. ¿Qué ha provocado esta escalada? La respuesta es amarga: conflictos armados, fenómenos climáticos extremos y crisis económicas que persisten y dilatan cualquier esperanza.
El informe cuenta con el respaldo de organismos como la FAO, el Programa Mundial de Alimentos y UNICEF, así como de ACNUR, el Banco Mundial y la Unión Europea. Todos coinciden en que la crisis se ahonda mientras la malnutrición infantil crece sin pausa. En 26 países, 37,7 millones de niños y niñas sufrieron desnutrición aguda en 2024, y más de 10,2 millones enfrentan la amenaza de una desnutrición grave. Casi 300 millones de personas despiertan cada día sin un plato en la mesa, abriendo un capítulo oscuro y récord en esta larga historia de hambre que ya suma seis años consecutivos.
Particularmente devastadoras son las regiones marcadas por la violencia y el desplazamiento forzado: Gaza, Sudán, Sudán del Sur, Yemen, Haití, República Democrática del Congo, Nigeria y Afganistán. En estas tierras, la violencia y el colapso económico no solo erosionan la estabilidad sino que dejan a millones al filo de la inanición. En Gaza, por ejemplo, la totalidad de su población vive esta inseguridad alimentaria aguda y medio millón de personas están en riesgo inmediato de morir de hambre.
¿Cómo se originan estas tragedias? No hay un solo culpable. Los conflictos armados se entrelazan con el cambio climático, que multiplica fenómenos meteorológicos extremos, y con una inflación voraz que encarece el acceso a los alimentos. Esta compleja maraña provoca un vacío en la justicia y en la solidaridad global, y exige una respuesta mundial que no se ha materializado a la altura de la emergencia.
La pregunta que queda flotando en el aire es inquietante: ¿podrá la comunidad internacional revertir esta tendencia antes que el hambre consuma aún más vidas y se solidifique como norma? Mientras tanto, millones sufren un vacío que ningún informe logra llenar.