James Harrison, el australiano conocido como “el hombre del brazo de oro”, dejó de donar sangre a sus 81 años después de haber realizado esta práctica 1.173 veces durante los últimos 60 años, casi todas las semanas.

La decisión de James surgió cuando a sus 14 años estuvo sometido a una cirugía de pecho en el cual requirió una cantidad considerable de sangre de donantes para sobrevivir. Pocos años después, los médicos descubrieron que su sangre tenía el anticuerpo que podría usarse para crear inyecciones Anti-D, por lo que empezó a donar plasma sanguíneo para ayudar a la mayor cantidad de gente posible.
A raíz de eso, la sangre de Harrison contiene anticuerpos únicos que se utilizaron para desarrollar una inyección llamada Anti-D, la cual ayuda a combatir la enfermedad de Rhesus. Esto significa que cuando una mujer embarazada tiene sangre Rh negativo y el bebé tiene sangre Rh positivo, la madre podría generar anticuerpos que destruyan los glóbulos “extraños” del bebé, lo cual puede ser mortal para el niño.
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Más del 17% de las mujeres en Australia tienen ese riesgo y gracias a las previas donaciones de sangre por parte de James, 2,4 millones de bebés han sido salvados.