Este día adicional, que aparece cada cuatro años, no es solo una curiosidad matemática, sino un ajuste para mantener nuestros relojes sincronizados con el cosmos.
La discrepancia entre el año solar y el calendario gregoriano de 365 días llevó a la introducción de que este día extra funciona como un tapón temporal para evitar quedar atrás en el tiempo.
[adrotate banner=»22″]
Desde los días del Imperio Romano hasta la era de la tecnología, la humanidad ha luchado por dominar el tiempo. Julio César y su equipo de expertos establecieron las bases con el calendario juliano, pero fue el Papa Gregorio XIII quien refinó este sistema con el calendario gregoriano, asegurando que nuestros días estén alineados con las estaciones y los ciclos celestiales.
En un mundo donde cada minuto cuenta, el día bisiesto es más que una rareza; es un recordatorio de que, aunque no podemos detener el flujo del tiempo, podemos al menos ajustarnos a su ritmo.
Última noticia

Al hacer clic en «Suscríbete» aceptas nuestras políticas de tratamiento de datos. Puedes consultarlas Aquí