El país está en llamas: Partido de la U arremete contra el gobierno Petro por crisis de orden público

¿Paz en jaque?

La violencia que no cesa.

Bogotá, abril de 2024. El **partido de la U** ha elevado el tono de sus reproches contra el **gobierno del presidente Gustavo Petro**. La razón es una crisis de orden público que se torna implacable: la creciente ola de violencia en Colombia, marcada especialmente por los asesinatos de policías y soldados, ha encendido las alarmas y despierta profundos temores sobre la seguridad nacional.

En las últimas semanas, diversas regiones del país han sufrido un aumento alarmante de hechos violentos. Los responsables, según todas las fuentes, son las disidencias de las FARC, el ELN y múltiples bandas criminales que pululan en zonas estratégicas como el Catatumbo. En esta región, el conflicto ha dejado más de 60 muertos y ha desplazado a más de 50 mil personas. Frente a este panorama, el Gobierno decretó la **conmoción interior**, una medida excepcional que busca recuperar el control, aunque desde algunos sectores, entre ellos el Partido de la U, se denuncia su insuficiencia.

Los críticos no se detienen en los datos. Desde el Congreso, la bancada de la U se pronuncia con firmeza: «Colombia no puede seguir soportando el asesinato de policías y soldados». Esta exigencia se acompaña de una acusación directa: el Ejecutivo sería responsable de la expansión de los grupos armados ilegales y de la ineficacia en la implementación de la política de **“paz total”**. Para ellos, esta estrategia no habría hecho más que perpetuar un “limbo jurídico” que alimenta el vacío de autoridad en territorios afectados y genera un clima propicio para la violencia.

Los alcaldes y gobernadores coinciden. Manifiestan que la parálisis en las negociaciones o acuerdos con estos grupos ha complicado aún más la situación, dejando a las comunidades atrapadas entre la inseguridad y la falta de soluciones concretas. En este escenario, el presidente Petro guarda un silencio tenso, mientras la crisis amenaza con profundizarse y la incertidumbre se cierne sobre el futuro.

¿Podrá la política de paz total encontrar camino en medio de tanta violencia y desconfianza? ¿O seguirá erosionándose la autoridad del Estado, dejando a Colombia a merced de una tormenta que parece no detenerse? A partir de hoy, más que nunca, la nación espera respuestas concretas y acciones que restituyan la seguridad y la esperanza.

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