
Mirar hacia el pasado también es recordar epidemias que han dado fin a la vida de millones de personas, sin embargo, cuestionarse sobre cuál fue la más letal en su momento suele causar impresión o para muchas personas dolor, puesto que cabe la probabilidad de que su historia se cruce con alguna de ellas.
Epidemias como la peste negra, la gripe española, el cólera, el COVID-19, marcaron nombre en la historia de la humanidad, pero así como estas, también hacemos referencia en el SIDA, una enfermedad que desde 1981 continúa agregando nombres de personas a la lista que crece bajo esta condición.
Según la ONUSIDA, los resultados del 2021 arrojan que 36,3 millones de personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA, y en el 2020, 37,7 millones de personas vivían con el VIH.
Hasta el momento encontrar una vacuna o una cura que contrarreste una enfermedad ha sido de los principales retos de la humanidad, pero hasta ahora, el reto de encontrar una solución definitiva para contrarrestar los síntomas del SIDA, sigue siendo una tarea para quienes investigan sobre esto.
El SIDA se contagia a partir de un virus que se propaga por medio del contacto directo con fluidos corporales infectados; el impacto que esta ha causado en el mundo hasta el día de hoy, ha hecho que se incremente día a día la educación sexual y el uso de preservativos con el propósito de prevenir la propagación de este.
Sin embargo, en los últimos años, la comunidad médica ha logrado agregar dosis de esperanza especialmente a personas que giran en torno a esta enfermedad, pues en marzo de 2020, un hito en el estudio de la epidemia de VIH positivo, logró recuperar a un paciente después de 30 meses sin tratamiento, no manifestó signos del virus en su cuerpo.
Muchos son los factores que contribuyen a la propagación de esta enfermedad, pero la pobreza, el analfabetismo, la prostitución, el tráfico de seres humanos, la discriminación y la desigualdad basada en el sexo, continúan siendo limitantes para para vencer a esta enfermedad.