📸 Imagen cortesía Caracol Radio
¡Bajo el agua y el luto!
Este martes 28 de octubre de 2025, Vegachí, en el nororiente antioqueño, vive una realidad sombría. Después de días de lluvias intensas y sin tregua, la tragedia golpeó con fuerza: un niño de seis años perdió la vida arrastrado por la furia de las aguas, mientras cientos de familias enfrentan la devastación y el desamparo bajo viviendas anegadas.
El pequeño Ángel de Jesús González Soto, conocido y querido patrullerito de la Alcaldía local, fue una víctima inocente en medio del desborde violento de quebradas y ríos que no cesaron desde el lunes 27 de octubre, cuando la tormenta se desató en su punto más crítico. Sus sueños y risas se ahogaron en corrientes que no respetaron edad ni infancia. La administración municipal hizo público su pesar: “Lamentamos profundamente el fallecimiento del niño Ángel de Jesús. Acompañamos a su familia en este dolor insoportable.”
Pero Ángel no fue el único golpeado por estas lluvias eternas. Más de 300 familias de Vegachí quedaron sin hogar ni pertenencias, arrasadas por la inundación que desbordó la esperanza y la calma en barrios como La Sonadora, San Pascual y La Planta. Casas, cultivos y sueños se diluyeron en el agua, que cubrió con un manto casi impenetrable la vida cotidiana. “Literalmente bajo el agua, así fue la afectación por las fuertes precipitaciones”, reportaron desde Noticias Telemedellín, recogiendo el clamor de las autoridades locales.
La respuesta no tardó en llegar: la Gobernación de Antioquia, con el Dagran a la cabeza, mobilizó equipos especializados y comisiones sociales hacia la zona, intentando abrir brechas en la emergencia y contener el desastre que parece prolongarse. Pero la pregunta queda en el aire: ¿Podrán las réplicas del agua y la tragedia permitir que la normalidad regrese a Vegachí?
Esta noche, bajo cielos encapotados, la incertidumbre crece. ¿Cómo reconstruir un territorio cuando la naturaleza lo reclama con furia? ¿Cómo secar la pena de una familia que perdió a un niño amado? La tormenta golpea, pero también deja una terrible lección de vulnerabilidad y memoria. La historia de Vegachí no termina bajo el agua: apenas comienza a pedir auxilio.
