📸 Imagen cortesía
Llueve sobre mojado en Antioquia: la segunda temporada destapa viejas heridas
Octubre 2025, Antioquia. Las lluvias llegaron con ímpetu y dejaron tras de sí un escenario de emergencia que despierta memoria y preocupación. En la primera semana del mes, tres municipios enfrentan los estragos de la naturaleza; deslizamientos, vendavales e inundaciones que hieren el territorio y tensionan a sus comunidades.
Granada abrió el capítulo más dramático. En la madrugada del 1 de octubre, un deslizamiento de tierra arrasó parte de la vía hacia el sector La Paz, socavando el acceso y amenazando la frágil tranquilidad de más de veinte hogares. Sólo ocho familias han sido evacuadas preventivamente, dice la secretaria de Planeación, Liliana López, mientras las autoridades miden el alcance de la ruina y aún se pregunta cómo proteger a quienes han quedado a la vera del abismo.
En Campamento, al norte del departamento, el viento se tornó feroz. Los techos volaron entre campos y cascos urbanos; casas quedaron desnudas ante la furia celeste. El alcalde Cristián Agudelo, en primera línea, gestiona el censo de afectados y busca auxilios que alivien el daño. “Reunimos la información día a día; la incertidumbre crece”, confiesa.
El Bagre, por su parte, lucha con el río que crece y las lluvias persistentes. Ante esta amenaza, la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos y las autoridades llaman a crear una mesa técnica que diseñe estrategias. El objetivo: evitar que una tragedia latente se convierta en desastre consumado.
Estas emergencias ponen de manifiesto una realidad que no admite demora: la vulnerabilidad de Antioquia frente a su fuerza natural. ¿Es suficiente la prevención? ¿Cómo reconstruir sin repetir errores? La respuesta se busca en gestos concretos, en planes que no se queden en el papel, y en la solidaridad de los que resisten, cada día, bajo la sombra de la lluvia. ¿Habrá la capacidad institucional para acompañar esas luchas? La tormenta no ha terminado, y la espera es tensa.
