En epicentro de asombro se convirtió La Ceja luego de que una quinceañera hiciera su entrada en una tractomula acompañada por familiares y amigos, convirtiendo en realidad el sueño que había apreciado durante más de dos años.
La tractomula adornada de flores cultivadas por su familia, recorrió las calles del municipio mientras sonaba su claxon, anunciando la llegada de la homenajeada.
La cejeña criada sin la figura paterna y sin antecedentes familiares en el mundo del transporte, demostró que su gusto por las tractomulas nació por cuenta propia, por lo que el evento no solo fue una celebración de su vida, sino también una realización de sus gustos y sueños.