📸 Cortesía: captura de pantalla Harvard / Raúl Arboleda (AFP)
¿UN FUTURO A TIROS?
En la tarde del 7 de junio de 2025, un balazo silenció momentáneamente la esperanza de muchos en Bogotá. Allí, en el occidente de la capital colombiana, el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay fue víctima de un atentado durante un acto político que buscaba afianzar su vínculo con la ciudadanía.
El político de 39 años, nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala, yace ahora en estado crítico en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Fundación Santa Fe. Su vida pende de un hilo, pero la conmoción que sacude a Colombia se extiende más allá de sus fronteras.
Este episodio doloroso revive las heridas de un país marcado por la violencia, pero también provoca reflexiones sobre un futuro aún por escribir. La Universidad de Harvard, donde Uribe Turbay concluyó en 2022 una Maestría en Administración Pública en la prestigiosa Harvard Kennedy School, no tardó en expresar su consternación.
En un comunicado publicado por profesores y directivos, el profesor David King describió con admiración y pesar a un joven político «profundamente optimista sobre el futuro de Colombia, comprometido con su pueblo y con un liderazgo íntegro que ahora lucha por su vida».
Más allá de su figura pública, la comunidad académica resaltó en bloque “su honestidad y reflexión, sus principios firmes y su calidad humana”. El testimonio de la profesora Kessely Hong añadió una capa más personal: “Su trágica pérdida de la madre marcó su compromiso con el servicio público y su amor por la familia”.
¿Qué significa este atentado? ¿Un eco del pasado violento o una advertencia sobre los desafíos democráticos que enfrenta Colombia? Mientras las investigaciones avanzan y el país espera respuestas, la figura de Miguel Uribe Turbay parece encarnar esa cruzada entre el miedo y la esperanza que define la historia y el destino de esta nación.
