Escribir un «journey» cada día mejora la salud mental y fortalece la conexión interior, según expertos en bienestar

📸 Imagen cortesía
¿Pluma mágica contra la ansiedad?

Este 2025, un gesto cotidiano, simple y silencioso retoma fuerza en el agitado escenario de la salud mental: escribir un diario personal. Lo que parece un acto íntimo y casi olvidado emerge como una recomendación tan poderosa como urgente para quienes buscan anclar su bienestar emocional.

Diversos estudios internacionales, entre ellos un reciente análisis conjunto de la Universidad de Rochester y la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), detallan que apartar entre 5 y 15 minutos diarios para plasmar pensamientos, emociones o gratitudes puede reducir significativamente la ansiedad, mejorar el enfoque y fortalecer la regulación emocional. En un mundo cada vez más acelerado, esta práctica invita a la pausa y al encuentro con uno mismo, favoreciendo la resiliencia frente a los retos cotidianos.

La tendencia no es menor ni pasajera. Según la APA, el 29% de los estadounidenses planean, a lo largo de 2025, integrar la escritura reflexiva como un pilar en su rutina diaria. Este fenómeno trasciende fronteras: en América Latina, un contundente 85% reconoce la importancia de cuidar la salud emocional, un despertar que refleja tanto necesidades como urgencias sociales.

La psicóloga Valeria Mauricio, en diálogo con Conecta Tec de Monterrey, reafirma el valor de esta herramienta: “Anotar logros y motivos de gratitud enfoca la mente en lo positivo y ayuda a reconocer el propio recorrido, elementos esenciales para la resiliencia”. Mientras tanto, instituciones como el Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU. advierten que el camino hacia el bienestar pasa también por evaluar científicamente estos métodos, subrayando la terapia personalizada y el autoconocimiento como las rutas de futuro para 2025.

Pero la escritura aquí no busca la perfección ni el arte; exige sinceridad y privacidad. Se recomienda un espacio tranquilo, preferentemente con papel y bolígrafo, como una pausa a la vorágine digital, un diálogo honesto consigo mismo. En tiempos donde la incertidumbre nubla la mente, la tinta parece ofrecer un mapa en medio de la tormenta.

¿Será este pequeño acto cotidiano la brújula que muchos necesitan para navegar en aguas inciertas? La escritura, como cuidadora silenciosa del alma, parece responder con un sí contundente. Pero, como toda brújula, su eficacia dependerá de la voluntad y constancia de quienes la porten día tras día.

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