Foto: Kremlin
Este lunes se llevaron a cabo las elecciones legislativas en Bielorrusia, dejando la mayoría de los 110 escaños de la Cámara de Representantes en poder del partido de gobierno, además de los demás en partidos afines a sus políticas. No solo eso, sino que el presidente Alexander Lukashenko aseguró que se hará elegir por séptima vez para las elecciones del próximo año.
Lukashenko es el máximo mandatario de Bielorrusia desde hace 30 años, desde que se convirtió en el primer presidente del país desde la disolución de la Unión Soviética. Lo que ha caracterizado al jefe de Estado ha sido la supresión de la oposición, reforzándose en el poder a costa de los demás partidos políticos.
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En esta ocasión, las elecciones parlamentarias concluyeron con la sorpresa de que no se le permitió a ningún partido de oposición postularse, al haber sido sancionados y prohibidos el año pasado. “Las elecciones se celebraron en un clima de miedo en el que ningún proceso electoral podría considerarse democrático”, expresó el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Además, en el país se encuentran más de 1.400 presos políticos retenidos por el régimen de Lukashenko, quien es, además, uno de los mayores aliados del régimen de Vladimir Putin en Rusia. Incluso, los bielorrusos en el exterior no podían votar en estos comicios, teniendo la alternativa negativa de regresar a Minsk, la capital, y afrontar represalias.
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Además de prohibir las campañas y postulaciones de la oposición, el régimen bielorruso no permitió que los partidos independientes se inscribieran para ser electos, a pesar de que el mismo Lukashenko se identifica como independiente. Por otro lado, se impidió la observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, garante electoral de la región.
En Estados Unidos condenaron las acciones antidemocráticas de Lukashenko, quien esta semana confirmó su postulación para las elecciones presidenciales de 2025, con la que completaría siete periodos (cada uno de cinco años) en el poder del país, constituyéndose como el “último dictador” de Europa.