¿Un respiro en Gaza?
La madrugada del jueves 29 de mayo, en Washington, la Casa Blanca anunció un giro inesperado en el prolongado conflicto en Gaza: **Israel aceptó una propuesta de alto el fuego temporal promovida por Estados Unidos**. La iniciativa, presentada por el enviado especial estadounidense para Medio Oriente, Steve Witkoff, propone una **tregua de 60 días con el objetivo de mitigar la crisis humanitaria** que asola el enclave palestino.
Lo que está sobre la mesa es un delicado equilibrio: la propuesta distingue dos grandes fases. Por un lado, plantea el **cese de hostilidades garantizado por el presidente Donald Trump**, asegurando que Israel respetará el acuerdo en todo momento. Por otro, contempla la **liberación de 10 rehenes israelíes vivos y 18 fallecidos**, distribuidos en dos entregas —la primera el día uno y la siguiente el séptimo—, en una lista conocida como la «lista de 58». A cambio, **Israel se comprometería a liberar a más de 1.100 palestinos encarcelados, entre ellos 100 con condenas largas**, una medida destinada a reparar heridas que van más allá de la diplomacia.
El alivio humanitario es otro pilar del acuerdo. El texto garantiza que la ayuda llegará a Gaza tan pronto Hamás acepte el alto el fuego, canalizada a través de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas y la Media Luna Roja. En un lugar donde cada minuto cuenta, esta asistencia podría significar agua, alimentos, medicinas… vida.
Pero la propuesta no fue recibida sin reservas. El sábado 31 de mayo, Hamás presentó una **contrapropuesta** que reafirma su compromiso de liberar a 10 rehenes vivos y entregar los cuerpos de 18 fallecidos, pero mantiene condiciones en disputa. Este intercambio refleja no solo una negociación política sino también la compleja red de desconfianzas y exigencias que han prolongado el conflicto.
Así, en este escenario teñido de incertidumbre, la pregunta persiste: ¿Podrá este alto el fuego ser más que una pausa breve en un ciclo implacable? Mientras tanto, las voces de las personas atrapadas entre las balas esperan una tregua que no solo detenga el fuego, sino que también abra camino a la esperanza.