Las bases para mantener una dieta equilibrada se sustentan en la adecuada provisión de calorías, proteínas, carbohidratos, grasas, minerales, vitaminas, agua y fibra, teniendo en cuenta factores como la edad, el género, el estado de desarrollo y las necesidades específicas del organismo, con el fin de prevenir desequilibrios nutricionales, tanto por exceso como por déficit.
La elaboración de dietas equilibradas se puede simplificar al agrupar los alimentos según su contenido nutricional, lo que permite calcular con precisión la ingesta de calorías y nutrientes. De esta manera, los alimentos se han clasificado en cuatro grupos fundamentales: lácteos, carnes, frutas, verduras, pan y cereales.
La composición de la dieta a partir de estos grupos básicos de alimentos, además de fomentar la variedad de fuentes y tipos de alimentos, garantiza el suministro de nutrientes en cantidades adecuadas según las necesidades fisiológicas, que varían según la edad, el género y el nivel de actividad física, entre otros factores.

Al hacer clic en «Suscríbete» aceptas nuestras políticas de tratamiento de datos. Puedes consultarlas Aquí
Llevar una dieta equilibrada con una variedad de alimentos nutritivos ofrece una serie de beneficios significativos para la salud y el bienestar como:
Nutrientes esenciales: una dieta equilibrada proporciona una amplia gama de nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas saludables, que son necesarios para el funcionamiento óptimo del cuerpo.
Mantenimiento del peso: una dieta equilibrada puede ayudar a controlar el peso corporal. Al elegir alimentos ricos en nutrientes en lugar de opciones vacías en calorías, es más probable que sientas saciedad y evites el exceso de calorías.
Salud cardiovascular: una dieta equilibrada que sea baja en grasas saturadas, colesterol y sodio, y rica en fibra y grasas insaturadas, puede ayudar a mantener una presión arterial saludable y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.
Salud digestiva: una dieta rica en fibra, como la que se encuentra en frutas, verduras y granos enteros, promueve una digestión saludable y previene el estreñimiento.
Mejora de la energía: consumir una dieta equilibrada proporciona energía sostenible a lo largo del día y ayuda a prevenir las fluctuaciones de azúcar en la sangre que pueden causar fatiga.
Fortaleza ósea: una ingesta adecuada de calcio y vitamina D en la dieta es esencial para mantener huesos fuertes y prevenir la osteoporosis.
Salud cerebral: algunos nutrientes, como los ácidos grasos, omega-3 y antioxidantes, tienen un papel en la salud cerebral y pueden ayudar a mejorar la memoria y la función cognitiva.
Última noticia
Reducción del riesgo de enfermedades crónicas: una dieta equilibrada puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardíacas.
Mejora del estado de ánimo y salud mental: los nutrientes en una dieta equilibrada pueden influir positivamente en la salud mental y el bienestar emocional.
Mejora del sistema inmunológico: una dieta rica en vitaminas y minerales fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a defenderse contra infecciones y enfermedades.
Piel saludable: los nutrientes esenciales en una dieta equilibrada pueden contribuir a una piel saludable y radiante.
Es importante recordar que una dieta equilibrada no solo implica la elección de alimentos saludables, sino también la moderación en las porciones y la atención a las necesidades dietéticas individuales. Consultar con un profesional de la salud o un dietista registrado puede ayudarte a diseñar una dieta equilibrada que se adapte a tus necesidades y objetivos específicos.