Europa sufre aumento de muertes por ahogamiento y calor extremo

📸 Cortesía: Thibaud Moritz/AFP/AFP
**¿Verano letal? Europa bajo el sol que mata**

Un silencio pesado sobre el agua.

Este viernes 11 de julio de 2025, Europa enfrenta una tragedia doble: el aumento alarmante de muertes por ahogamiento y los efectos letales del calor extremo que no ceden.

Entre el 1 de junio y el 2 de julio, Francia registró 109 muertes por ahogamiento, un 58 % más que en el mismo período del año anterior, un dato que no es casual. Temperaturas que superaron los 38°C impulsaron a miles a buscar alivio en ríos, lagos y playas, pero el descanso se tornó en peligro. Diecinueve de los fallecidos eran menores de edad, víctimas que revelan la fragilidad humana ante la ausencia de vigilancia y las condiciones adversas. Fatiga, deshidratación y la complicidad del alcohol aumentaron la tragedia, especialmente entre los grupos más vulnerables —niños, ancianos, enfermos— atrapados en la vorágine del verano.

No es solo Francia. Un estudio conjunto de instituciones reconocidas como el Imperial College London y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres señala que solo en doce grandes ciudades europeas —París, Madrid, Roma, Londres y otras— se estiman cerca de 2,300 muertes directamente relacionadas con las temperaturas extremas. Estas cifras no son números fríos; son vidas que el planeta le arrebata a sus habitantes. La culpa, dicen los científicos, recae inevitablemente sobre los hombros del cambio climático, ese comportamiento humano que ha calentado el aire hasta 4°C más de lo habitual y sacudido las estaciones con olas de calor mortales.

Los más afectados son los mayores de 75 años y quienes arrastran enfermedades crónicas, pero el calor no discrimina, ni siquiera las marginadas capas de la sociedad se salvan de su impacto devastador. Esta combinación de ola de calor e inseguridad en los espacios acuáticos crea un escenario de incertidumbre y miedo, mientras las autoridades tratan de responder con medidas que aún parecen insuficientes.

¿Cuánto más podrá sostener Europa este verano sin que se oscurezca aún más el horizonte? Las aguas se llevan a quienes buscan alivio y el sol les devuelve un castigo impiadoso. La emergencia no es solo climática, es humana. Y la cuenta, hasta ahora, apenas comienza a escribirse.

¿Podrá la conciencia colectiva y la acción política frenar esta ascendente tragedia? Mientras tanto, el agua sigue llamando y el calor no afloja.

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