📸 Cortesía: IG Baby Demoni
¿Justicia en dudas tras la muerte de Baby Demoni?
Una noche de octubre, el silencio del apartamento en Bogotá se rompió con un misterio que aún retumba en la ciudad.
El 15 de octubre, María Alejandra Esquín, conocida en redes como Baby Demoni, fue encontrada sin vida en su vivienda horas después de una tensa discusión con Samor One, su pareja y también creador de contenido. Lo que comenzó como una posible investigación por suicidio escaló rápidamente a interrogantes inquietantes que involucran a la familia, amigos y la justicia.
Familiares y cercanos no tardaron en poner en tela de juicio la versión oficial. Valentina Esquín, hermana de María Alejandra, rechazó categóricamente que su hermana estuviera deprimida o sin proyectos: planes como la compra de un coche o una casa estaban en marcha, contradictoriamente a cualquier señal de desesperanza. Más aún, denunció episodios reiterados de violencia en la relación, y criticó la decisión de Samor One de hacer públicos audios privados, calificando esto como un acto de “bajeza” que profundiza el dolor y la confusión.
Amigos íntimos, como Robin Alexis Parra, conocido en el ambiente digital como «La fresa más nea», añadieron una perspectiva física a las dudas: Baby Demoni, recién operada, no habría tenido la capacidad para realizar acciones que un suicidio implicaría, avivando la sospecha de un acto violento. En paralelo, la desaparición de una suma considerable de dinero de sus pertenencias tras su muerte añade una capa de misterio y desasosiego para la familia.
La Fiscalía General de la Nación y la Policía Metropolitana de Bogotá mantienen abierta una investigación exhaustiva. Hallazgos preliminares señalan la presencia de signos de asfixia, que podrían contradecir la hipótesis inicial y apuntar a un posible homicidio. Las autoridades además trabajan en la recuperación de datos eliminados en el teléfono móvil de María Alejandra, pieza clave para desentrañar la verdad detrás de esa noche fatal.
En medio del clamor colectivo y la movilización en redes, el vacío que deja Baby Demoni no solo es físico. Es un silencio que exige respuestas claras, justicia sin dilaciones y una reflexión profunda sobre las dinámicas de violencia que aún persisten en relaciones aparentemente normales. ¿Podrá la verdad superar la sombra de la duda y el dolor? Mientras tanto, Bogotá aguarda, atrapada entre la incertidumbre y la necesidad de justicia que no olvida ni perdona.
