
Según el informe de Fedelonjas, los arriendos han experimentado un aumento del 4,41% en el primer semestre del año. Esta tendencia al alza en los cánones de arrendamiento contrasta con la desaceleración de la inflación, que se sitúa en un 12,13% anual según el Dane.
El incremento en los arriendos en lo que va del año no ha alcanzado el tope permitido para 2023 (13,12%) ni la inflación del semestre (6,15%), esto se debe principalmente al aumento en los servicios públicos, lo cual ha reducido el ingreso disponible de los hogares y su capacidad de pago. De acuerdo con Fedelonjas, el 40,2% de las familias en el país vive en viviendas en alquiler.
Estos incrementos afectan especialmente a los hogares de estratos bajos, donde se concentra la mayoría de las personas que viven en arriendo. Según Mario Ramírez, presidente de Fedelonjas, las nuevas generaciones tienen una tendencia a preferir vivir en arriendo para disfrutar de una mejor calidad de vida, vivir cerca de su lugar de trabajo o estudio y tener espacios más pequeños.
El aumento en la demanda de arrendamiento ha estimulado la oferta de viviendas en alquiler. Los propietarios están mejorando sus inmuebles para obtener ingresos adicionales, lo que impulsa el empleo de mano de obra no calificada. Además, aquellos que tienen ahorros los invierten en finca raíz debido a la recuperación de los cánones de arrendamiento.
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Sin embargo, este aumento en el número de hogares en arrendamiento también presenta desafíos en términos de garantizar condiciones adecuadas de vivienda y el cumplimiento de los contratos para regularizar la calidad de las viviendas. Fedelonjas destaca que han aumentado los contratos verbales, lo que genera malentendidos y conflictos entre arrendatarios y propietarios.