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¿Explosiones que estremecen a Medellín?
Nervios en la mañana del jueves 11 de septiembre de 2025. Cinco artefactos explosivos, hallados en el barrio Loreto, mantienen en vilo a una comunidad que no entiende cómo la violencia vuelve a golpear su cotidianidad.
La alarma surgió tras los atentados de la noche anterior, cuando dos explosiones derribaron torres de alta tensión de EPM en el corazón centro-oriental de Medellín. Las detonaciones no sólo causaron la caída de la infraestructura eléctrica, sino que rompieron vidrios y estremecieron las viviendas aledañas, aunque, afortunadamente, sin dejar heridos. La Policía Metropolitana y la Alcaldía local atribuyeron los actos al Frente 36 de las disidencias de las Farc, un grupo cuya sombra parece expandirse una vez más sobre la ciudad.
La comunidad reaccionó con consternación: primero, al notar una bandera identificativa del grupo insurgente; luego, con el miedo palpable segundos antes de que las explosiones resonaran cerca de sus hogares. “No se imaginaron que minutos después aquellos símbolos traerían muerte y destrucción en forma de explosivos”, comentaron voceros de la Policía Metropolitana.
Este jueves, desde las 5:00 a.m., el sector permanece cerrado bajo vigilancia estricta de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y técnicos antiexplosivos, quienes revisan minuciosamente la zona en busca de más artefactos. El comandante general William Castaño explicó cómo se articularon las tareas para garantizar la seguridad, permitiendo a EPM evaluar los daños y preparar las reparaciones necesarias. La tensión se entrelaza con la precaución: a las 10:00 a.m. se planean detonaciones controladas para neutralizar los explosivos restantes, en un intento de devolver la calma a un barrio que late entre el miedo y la esperanza.
¿A qué responde esta escalada de violencia? La reciente reactivación de grupos disidentes recuerda que, pese a los esfuerzos institucionales, la inseguridad mantiene su curso, erosionando la confianza ciudadana y desafiando la capacidad de respuesta del Estado. La gente espera, con inquietud, que este episodio no sea un capítulo más en una historia que parece no cerrar heridas y que exige respuestas claras.
¿Podrán las autoridades restablecer la tranquilidad en Loreto sin que se repitan las sombras explosivas? Mientras tanto, el barrio prepara sus pasos en un callejón donde la incertidumbre aún parece explotar.
