📸 Imagen cortesía @COL_EJERCITO
¿Impacto militar o riesgo para Arauca?
Este jueves 13 de noviembre, la zona rural de Tame, en Arauca, fue escenario de una operación militar de alto impacto que sacudió la calma frágil de esta región fronteriza.
La Fuerza Pública de Colombia, respondiendo a autorizaciones presidenciales, llevó a cabo un bombardeo de precisión contra las estructuras del autodenominado ‘Estado Mayor Central’ (EMC), liderado por alias ‘Iván Mordisco’. Esta ofensiva buscó frenar la amenaza que representan los capos armados ‘Antonio Medina’ y la cúpula de los frentes 10 y 28, quienes han incrementado su control y presiones en el territorio. La acción combinó despliegues de fuerzas especiales y un ataque aéreo estratégico, calificado como “beta” por sus planificadores.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, defendió el operativo como un golpe directo contra uno de los cabecillas del narcotráfico, reafirmando que la medida prioriza la seguridad de la población civil. Mientras tanto, el almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, destacó que se respetaron los protocolos del Derecho Internacional Humanitario durante la operación, diseñada para desgastar al “Comando Conjunto Oriente”, responsable de delitos como secuestro, extorsión y reclutamiento forzado.
Pero esta intervención no es un hecho aislado: surge en medio de una creciente tensión y disputa territorial entre el EMC y otros grupos armados ilegales —el ELN y la Segunda Marquetalia— que ha provocado un deterioro alarmante en la seguridad local. La región vuelve a sumar eslabones a una cadena de violencia persistente, en la que la población civil queda atrapada entre enfrentamientos cada vez más voraces.
¿Podrá esta ofensiva militar traducirse en una verdadera restauración del orden o solo será otro episodio en el ciclo interminable de confrontación que dilata la paz en Arauca? La pregunta flota, mientras el eco del bombardeo reverbera entre campos y casas, recordando lo frágil de la tranquilidad en esta tierra convulsa.


