General Prieto, fuera del mando: ¿silencio a puerta cerrada?”

📸 Imagen cortesía: Imagen creada con IA. Imagen de referencia
¿Cambio a puerta cerrada?

Este miércoles 15 de octubre de 2025, en la madrugada colombiana, se confirmó la salida discrecional del general William Fernando Prieto Ruiz como comandante de la Primera División del Ejército Nacional de Colombia. La decisión, tomada en un encuentro privado y notificada sin anuncios públicos el martes 14 de octubre, ha generado expectativas y dudas en sectores militares y civiles.

Prieto Ruiz, con una trayectoria de más de treinta años en las filas castrenses, fue llamado oficialmente a «calificar servicios», una figura que marca la salida definitiva del Ejército. La notificación la realizó personalmente el comandante del Ejército, general Luis Emilio Cardozo, y fue luego refrendada por el ministro de Defensa, Pedro Sánchez. La reunión que selló este relevo se desarrolló bajo estricta reserva, sumergiendo el proceso en un velo de discreción poco habitual para una institución con alta visibilidad pública.

La salida del general no es un hecho aislado. Según fuentes consultadas por medios como El Tiempo y Blu Radio, su retiro está enmarcado en un proceso que se originó cuando lideraba el Comando de Combate de Inteligencia Militar hasta febrero de 2025. Su posterior llegada en marzo como jefe de la Primera División, responsable de la seguridad en departamentos estratégicos del Caribe colombiano —La Guajira, Atlántico, Cesar, Magdalena y sur de Bolívar— lo situó en el centro de retos complejos. Estos incluyen la confrontación con grupos armados ilegales como el ELN, el Clan del Golfo y “los Pachencas”, cuya persistente violencia erosiona la estabilidad regional.

El relevo se produce a pocos días de la reunión anual de las Fuerzas Militares, cita clave donde se evalúan ascensos y se redefinen mandos superiores. De acuerdo con Blu Radio, el general Prieto Ruiz no habría cumplido con las condiciones necesarias para conservar su posición en este tablero institucional que mezcla lógica castrense y maniobras políticas con delicados equilibrios.

¿Se trata de una reorganización técnica o de un ajuste de poder bajo el manto del silencio? La ausencia de comunicación oficial abierta invita a la reflexión sobre la transparencia en la conducción de la defensa nacional. La ciudadanía y los actores regionales permanecen a la espera de respuestas claras mientras el Caribe colombiano enfrenta una coyuntura de seguridad que no admite demoras.

¿Podrá el Ejército Nacional avanzar en la estabilización del territorio sin que estos cambios internos provoquen más incertidumbre? Lo cierto es que, detrás de la discreción, quedan las historias de hombres y mujeres que habitan una región marcada por la incertidumbre y la esperanza.

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