📸 Imagen cortesía Redes Sociales
¿Democracia bajo asedio?
Este viernes 3 de octubre de 2025, el Nordeste antioqueño se estremeció con una denuncia inquietante: el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, alertó sobre una presunta amenaza de muerte dirigida al alcalde de Anorí, Gustavo Silva Gutiérrez.
Los reportes oficiales señalan que la intimidación llegó en un panfleto firmado por el frente 36 de las disidencias de las Farc, cuyo contenido aún está siendo verificado por las autoridades. La gravedad del asunto es innegable, pues el gobernador advirtió que, de confirmarse la autenticidad de la amenaza, estaríamos ante un acto que desangra la estabilidad democrática y perturba el orden público de la región.
Esta voz pública resonó en los medios y en las redes sociales, donde Rendón describió la amenaza como un salto atrás en materia de seguridad: “De resultar ciertas, son de extrema gravedad: democracia bajo intimidación y criminales envalentonados, los de la paz total, que nos llevan a las peores épocas de violencia”, sentenció con pesar.
La raíz de esta crisis se ubica en Anorí, un municipio que en las últimas semanas ha visto incrementada la violencia. El frente 36 de las disidencias de las Farc ha intensificado su accionar armado, sembrando miedo entre funcionarios y habitantes. No es casual: días atrás un soldado cayó asesinado y tres más resultaron heridos en un ataque con explosivos atribuido a este grupo insurgente. La Personería local, testigo silencioso y preocupado, ha hecho clamores urgentes para que se respete el derecho internacional humanitario, ante el drama de enfrentamientos y artefactos explosivos que han invadido la cotidianeidad.
En este escenario, el gobernador Rendón no dejó caer en soledad al alcalde Silva. Con palabras que son un bálsamo y una promesa, aseguró respaldo institucional y solidaridad plena: “No está solo”, afirmó, convocando a la unión en tiempos donde la sombra del miedo intenta corroer la democracia y la esperanza.
¿Podrá la institucionalidad responder con la fuerza necesaria para preservar la vida pública y la paz en Anorí? La inquietud se queda flotando, mientras las autoridades profundizan la investigación y la región se mantiene en vilo. La democracia resiste, pero las amenazas revelan sus heridas abiertas, y el pueblo antioqueño observa, expectante, el desenlace de una lucha que va más allá del mapa y toca el corazón mismo de la convivencia.