📸 Imagen cortesía: Imagen tomada de la cuenta de X del Ministerio de la Defensa de Colombia
¿Protegidos o amenazados?
Este lunes 3 de noviembre de 2025, Colombia anunció una medida inédita para frenar el aumento de amenazas contra sus líderes políticos y sociales: una recompensa de hasta $1.000 millones de pesos por información que permita prevenir atentados.
El Ministerio de Defensa, liderado por Pedro Sánchez, fue quien dio a conocer esta iniciativa en medio de un escenario enrarecido por la creciente violencia y hostigamientos en diversas regiones, especialmente acuciados por el clima tenso de los procesos electorales actuales. “Ofrecemos una recompensa para anticiparnos y evitar ataques contra líderes y sus familias”, subrayó Sánchez, llamando a la ciudadanía a colaborar bajo un manto de absoluta confidencialidad para “salvar vidas”.
El anuncio sigue de cerca otro episodio inquietante: el ministro del Interior, Armando Benedetti, reveló que drones sobrevolaron de manera intimidatoria su hogar en Bogotá, señal clara de que actores ilegales recurren a la tecnología para vigilar y amedrentar a quienes representan las instituciones democráticas. Benedetti advirtió que este tipo de agresiones amenazan la seguridad democrática y el proceso electoral, y confirmó que ya hay sospechosos identificados que serán puestos a disposición de la justicia.
Este llamado a la acción no ha quedado en palabras. Desde la cúpula gubernamental, Angie Lizeth Rodríguez, directora de la Presidencia, junto con el ministro de Justicia, Augusto Ocampo, expresaron un rechazo firme a cualquier forma de intimidación. Ocampo fue categórico: “El hostigamiento y las amenazas no deben normalizarse bajo ninguna circunstancia”, sentenció, remarcando el compromiso de proteger la vida y la dignidad de quienes sirven al país y defienden causas sociales.
En un país donde la política y el activismo social conllevan riesgos cada vez mayores, esta medida de recompensas representa una urgencia por recuperar la tranquilidad y la confianza. Sin embargo, la pregunta permanece entre susurros: ¿bastará este gesto para frenar un clima enrarecido que erosiona el tejido democrático? Mientras tanto, muchos observan atentos, esperando que no solo las palabras, sino las acciones, consigan preservar la vida detrás de los nombres que construyen el país.
