📸 Imagen cortesía: Ovidio González – Presidencia de la República
¿Elecciones sin consenso?
Un vacío inquietante recorre el horizonte político colombiano.
Este jueves 10 de julio, trece partidos y movimientos políticos decidieron abandonar la mesa convocada por el Gobierno Nacional para conformar la Comisión Nacional para la Coordinación y Seguimiento de los Procesos Electorales del 10 de julio de 2025. Lo hicieron aduciendo la falta de garantías mínimas que aseguren la transparencia y confianza necesarias para unas elecciones legítimas.
Entre los partidos que dieron la espalda figuran nombres relevantes como Cambio Radical, el Partido Liberal Colombiano, el Partido Conservador Colombiano, Centro Democrático, Colombia Justa Libres, y otros más pequeños pero igualmente resonantes como Oxígeno y Salvación Nacional. En su comunicado conjunto, estos actores alzaron la voz frente a lo que consideran una crisis de credibilidad alentada por las recientes declaraciones del Presidente de la República, quien ha cuestionado abiertamente el sistema electoral colombiano y la independencia de los poderes públicos, sembrando dudas sobre su compromiso con la transparencia del proceso.

El rechazo a integrarse a la Comisión no es un acto aislado, sino la expresión de una desconfianza que ha ido erosionando las bases del diálogo político. La exigencia común apunta a que el Gobierno respete la Constitución y garantice el orden público, condiciones sine qua non para que el voto sea libre y seguro. A la par, los partidos insisten en la necesidad de que misiones internacionales de observación electoral se desplieguen con suficiente antelación para vigilar el proceso del 2026, buscando un contrapeso externo a las tensiones internas.
Este episodio evoca con fuerza la atmósfera tensa que se vivió apenas un mes atrás, en junio, cuando el atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay profundizó la fractura entre el Ejecutivo y diversos sectores políticos, quienes desde entonces mostraron reticencia a cualquier encuentro con el presidente Gustavo Petro. La negativa masiva a participar en la Comisión abre un interrogante que el país no puede eludir: ¿es posible celebrar elecciones sin consenso político, en medio de un vacío de confianza institucional que parece crecer a diario?
Mientras tanto, la incertidumbre se cierne sobre Colombia. La ciudadanía observa, expectante y quizá escéptica, si el diálogo se reconstruirá o si la brecha entre Gobierno y oposición seguirá ensanchándose, poniendo en jaque el ejercicio fundamental de la democracia. ¿Podrán las fuerzas políticas reconciliar sus diferencias para asegurar un proceso electoral legítimo o la confrontación marcará el camino hacia 2026? El reloj avanza, y las sombras no se desvanecen.