📸 Imagen cortesía captura de video difundido en redes sociales
¿Un suspiro en la Catedral?
Este miércoles 13 de agosto de 2025, en la solemne Catedral Primada de Colombia, un instante de fragilidad humana quebró la calma durante la eucaristía de despedida al senador Miguel Uribe Turbay.
La ceremonia, presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, reunió a familiares, dignatarios y ciudadanos en el corazón de Bogotá para rendir homenaje a un líder político que marcó una etapa del país. Sin embargo, en medio del recogimiento y la respetuosa solemnidad, uno de los integrantes de la guardia de honor sucumbió a un desmayo. Las imágenes que rápidamente circulan en redes sociales muestran el momento preciso en que el guardia cae y es socorrido por quienes lo rodean, dando paso a una mezcla de preocupación y silencio expectante en la catedral.
Más de 600 efectivos vigilaban con rigor el entorno, conscientes de la magnitud del evento y la presencia de altos funcionarios, mientras los accesos y calles aledañas permanecían cerrados para garantizar la seguridad. La eucaristía, que comenzó cerca del mediodía, siguió adelante, aunque el ambiente se vio inevitablemente atravesado por la incertidumbre sobre el estado de salud del guardia. Ni la organización ni las autoridades han precisado aún las causas del colapso, dejando un aire de suspense que contrasta con la solemnidad del homenaje.
Este episodio inesperado sucede en un momento en que el país se despide de una figura con un legado político complejo y una carrera que convocó adhesiones y críticas. El fallido guardia, en su gesto de fragilidad, recordó que incluso en los actos más solemnes la presencia humana no es ajena a la vulnerabilidad y la imprevisibilidad.
Mientras la catedral guarda su silencio, la pregunta que resuena es inevitable: ¿cómo se entrelazan la fortaleza política y la fragilidad humana en estos rituales de despedida? La respuesta se despliega aún en las sombras, al igual que el estado de aquel guardia cuyo nombre permanece en el anonimato pero cuyo desmayo dejó una grieta en la aparente solidez del evento. ¿Podrá la verdad tras el incidente ser esclarecida a tiempo para devolver cierta tranquilidad a los presentes y a quienes observan desde fuera? La espera no hace más que intensificar el silencio.