📸 Cortesía: Colprensa
# ¿Cárcel para Carlos Ramón González? Hoy se define su destino tras escándalo en la UNGRD
Una sentencia que pesa.
Este viernes 6 de junio de 2025, el Tribunal Superior de Bogotá tiene en sus manos la decisión que podría marcar el rumbo judicial de **Carlos Ramón González**, exdirector del **Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre)**. Su suerte depende de la posible orden de prisión preventiva, en medio del caso más sonado de corrupción que sacude al gobierno de **Gustavo Petro**: el desvío multimillonario de recursos de la **Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD)**.
La audiencia, convocada de forma virtual, es el escenario donde la fiscal delegada **María Cristina Patiño** pedirá la medida de **aseguramiento en centro carcelario** contra González, a quien señala como uno de los supuestos líderes de una compleja red criminal responsable del saqueo de fondos públicos destinados a urgencias y emergencias. La contundencia de las investigaciones apunta a un entramado que aprovechó la vulnerabilidad de las víctimas y la urgencia institucional para desviarse de su propósito original.
Los hechos están claros: el pasado 21 de mayo, González fue imputado por los delitos de **cohecho, peculado por apropiación y lavado de activos**. Frente a estos cargos, el exfuncionario optó por declararse inocente. Pero hay una sombra que inquieta a la justicia y a la opinión pública: González no está en Colombia. Desde una ubicación extranjera, aún sin revelar, participa virtualmente en este proceso clave. Frente a esta ausencia física, la fiscal Patiño recalcó que no procede la declaración de contumacia, puesto que la audiencia de imputación ya se realizó y el imputado está formalmente vinculado a la causa.
Las preguntas no cesan: ¿Cómo pudo operar esta red dentro de una institución vital para la protección en emergencias? ¿Qué mecanismos fallaron para que ese dinero terminara en manos equivocas? Los testimonios de exdirectivos y las evidencias reunidas muestran a González no solo como un actor pasivo, sino como la figura central que tejió y dirigió esta corrosiva estructura de corrupción.
Mientras hoy el magistrado del Tribunal Superior examina pruebas y argumentos, la sociedad observa con mezcla de esperanza y escepticismo. La posibilidad de que González enfrente la cárcel significa mucho más que un castigo personal: representa la oportunidad de restaurar la confianza erosionada en las instituciones encargadas de proteger al país en sus momentos más críticos.
Sin embargo, la incertidumbre persiste. ¿Logrará la justicia desentrañar todas las ramificaciones de esta red? ¿Podrá finalmente pararse la impunidad que tantos han denunciado? Mientras tanto, la ciudadanía aguarda que la decisión de este viernes no sea solo una página más en la larga historia de casos sin resolver, sino un paso firme hacia la reparación y la transparencia.
El futuro judicial de Carlos Ramón González no solo define su destino, sino que también resuena como un símbolo del país que queremos construir. ¿Será esta la ocasión en que la justicia se imponga, o solo otro capítulo en una trama que parece no tener fin?