📸 Imagen cortesía www.hidroituango.com.co/
¿Listos para lo imprevisible?
Este 22 de octubre, a las 9 de la mañana, la Central Hidroeléctrica Ituango se convertirá en el núcleo de un simulacro nacional que no solo pondrá a prueba alarmas y protocolos, sino que desvelará el pulso mismo de la preparación frente a un posible desastre: una creciente del río Cauca.
El ejercicio está diseñado para evaluar en tiempo real la capacidad de respuesta de una infraestructura estratégica compleja y las comunidades que la rodean. Bajo la coordinación de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), participarán Empresas Públicas de Medellín (EPM), autoridades locales, la Cruz Roja y los Consejos Municipales de Gestión del Riesgo. Colombia, no solo Antioquia, se mueve al ritmo de este ensayo: departamentos como Córdoba, Sucre y Bolívar también se suman a esta movilización preventiva.
No es una fecha cualquiera. Este lunes 22 de octubre representa una oportunidad crucial para revisar a fondo los planes de emergencia. En particular, la simulación incluye el encendido de alarmas en Hidroituango y la evacuación de comunidades hacia zonas seguras. Es la primera vez que este tipo de simulacro será evaluado en tiempo real, una novedad que añade rigor y exigencia al ejercicio.
¿Por qué este énfasis? La tragedia que implicaría un desbordamiento del río Cauca no es un mero escenario hipotético: la historia reciente y la amenaza latente exigen fortalecer la coordinación institucional y comunitaria. La UNGRD busca no solo activar protocolos, sino sembrar la cultura de prevención y garantizar que nadie esté desprotegido frente a la emergencia.
En este escenario, también se implementará por primera vez el Protocolo de Atención a Animales en Emergencias, reconociendo que todo ciclo de desastre abarca la protección de la vida en todas sus formas. Al mismo tiempo, se reforzará la protección financiera de las infraestructuras esenciales, porque detrás de los daños materiales están las vidas y economías afectadas.
Carlos Carrillo, director de la UNGRD, insiste en la importancia de este simulacro. “Es momento de revisar cada procedimiento, de asegurar que la comunidad esté preparada, y que la respuesta institucional no flaquee”, afirma. Detrás de esta jornada pedagógica y evaluación, está la llamada clara a la responsabilidad compartida.
Así, cuando a las 9 de la mañana de ese día las alarmas suenen y la emergencia sea solo un símbolo, también sonará la alerta sobre la necesidad de nunca bajar la guardia. Colombia pone a prueba su fortaleza. ¿Estaremos listos para lo imprevisible?