¡Inaudito!. Nuevo paro armado en Guaviare.

Guaviare paralizado en medio del pulso armado de disidencias FARC

Una sombra de silencio y miedo se ha extendido sobre el departamento del Guaviare. En la madrugada del lunes 16 de junio de 2025, las disidencias de las FARC bajo el mando de alias Iván Mordisco declararon un paro armado que congela la vida cotidiana hasta la medianoche del sábado 21 de junio. Este cese forzado, que afecta a miles de habitantes, no es sino el reflejo de una escalada violenta entre grupos rivales, en disputa abierta por el control territorial y las economías ilegales de la región.

El Bloque Amazonas de las disidencias anunció esta paralización un día antes, el domingo 15 de junio, a través de un comunicado donde dejaban claras sus exigencias y advertencias. Todo el departamento quedará bajo estrictas restricciones: toque de queda entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana, prohibición del uso de cascos para motociclistas, restricción del tránsito de vehículos cerrados salvo excepciones humanitarias por inundaciones, y el bloqueo total al ingreso de personas foráneas. Estas medidas evidencian un control territorial férreo, que restringe la movilidad y encapsula a la población.

Este paro armado confina ya a más de 12 000 personas —campesinos, ganaderos, comerciantes y menores— quienes permanecen atrapados en sus hogares sin acceso a servicios básicos ni posibilidad de desplazamiento seguro. La Defensoría del Pueblo y autoridades locales han expresado grave preocupación por la creciente crisis humanitaria. El gobernador Yeison Rojas ha confirmado que municipios clave como San José del Guaviare y las zonas rurales aledañas enfrentan escasez de alimentos y medicamentos, alimentando un temor generalizado que paraliza a la región.

Mientras tanto, la Procuraduría General de la Nación ha iniciado una vigilancia especial para observar cómo se desarrolla esta situación, advirtiendo que la tensión entre las disidencias de alias Iván Mordisco y las estructuras rivales de alias Calarcá no solo pone en riesgo la integridad de los civiles, sino que también dilata la posibilidad de avanzar hacia una pacificación efectiva en una zona históricamente marcada por la violencia y la improvisación estatal.

Este paro encierra preguntas incómodas y una realidad que duele: ¿Cómo se puede garantizar la vida y la seguridad de miles de inocentes cuando el territorio se convierte en botín de grupos armados? ¿Qué futuro espera a esta gente atrapada bajo un control que erosiona su libertad y derechos? La incertidumbre pesa tanto como el silencio que hoy cubre el Guaviare.

Mientras los relojes avanzan hacia la medianoche del sábado 21, el pulso armado en Guaviare deja claro que la paz sigue siendo una asignatura pendiente, cargada de sombras y heridas abiertas. ¿Cuántas vidas más deberán esperar para encontrar respuestas y seguridad?

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