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¡El reloj y los disparos!
En la noche del 26 de febrero de 2025, el barrio El Poblado de Medellín se estremeció cuando un intento de robo en un establecimiento comercial terminó en un tiroteo que dejó dos personas heridas, una gravemente.
El agresor, identificado como López Betancur, irrumpió armado en el local con un solo objetivo: exigir la entrega de un reloj de alta gama a uno de los clientes. Al no obtenerlo, la tensión escaló; golpeó al hombre en el rostro y desató un forcejeo violento que terminó con al menos dos disparos. La escena de violencia no solo hirió físicamente, sino que sembró temor en una zona que, hasta entonces, gozaba de relativa calma.
Días después, gracias a un operativo coordinado entre el CTI y la Policía Nacional, López Betancur fue capturado en el barrio Florencia. En el allanamiento, se incautaron pruebas contundentes: la ropa usada durante el ataque, cartuchos del arma, placas vehiculares, calcomanías para alterar identificaciones y dos teléfonos móviles. Elementos que hablan de un plan meticuloso y de la intención clara de burlar la justicia.
La Fiscalía General de la Nación no tardó en actuar. Imputó al detenido por tentativa de homicidio, lesiones personales, hurto calificado, porte ilegal de armas y falsedad marcaria, con agravantes que reflejan la gravedad de los hechos. En la audiencia, López Betancur rechazó los cargos, poniendo en pausa una verdad que la justicia promete esclarecer.
Este episodio expone, una vez más, la vulnerabilidad de las zonas comerciales frente a delitos de alto impacto y la tensión constante entre la seguridad ciudadana y la audacia delictiva. Mientras las autoridades celebran la eficacia investigativa que llevó a la captura, la comunidad no olvida las heridas —físicas y emocionales— que deja un único disparo en la noche.
¿Podrá la justicia encajar todas las piezas de este rompecabezas y devolver la tranquilidad al barrio? La respuesta aún está por escribirse.