📸 Imagen cortesía: D.R.A.
¿Contrabando y violencia, hasta dónde llega la frontera?
En la mañana del jueves 11 de septiembre de 2025, un pueblito rural en Nariño despertó entre gritos y confrontaciones.
Cerca de las 9:00 a.m. en el corregimiento de Yaramal, zona rural de Ipiales, tropas del Ejército Nacional acompañadas por la Policía, la DIAN y la Fiscalía ejecutaron un operativo contra una red de contrabando que mueve cigarrillos ilegales valorados en más de 1.000 millones de pesos. Sin embargo, lo que debía ser una acción contundente contra el comercio ilegal se tornó en un campo de batalla entre uniformados y habitantes agitados.
El Grupo de Caballería Mecanizado N.3 Cabal lideraba la requisa en varias viviendas donde se ocultaba la mercancía. Pero la respuesta de la comunidad fue feroz: decenas de pobladores, algunos señalados de estar ligados al contrabando, cercaron a los oficiales. Desde insultos hasta ataques con palos, piedras y hasta intentos de usar fuego, las agresiones buscaron expulsar a la fuerza pública. Un soldado profesional terminó herido en la cabeza tras un golpe con un garrote, requiriendo atención médica urgente. Aun así, no se reportaron civiles lesionados en el enfrentamiento.
Videos que comenzaron a circular en redes reflejaban la tensión palpable—soldados y policías rodeados, enfrentados a una multitud alterada, donde la línea entre la defensa del orden y la protección de intereses ilegales parecía difuminarse. Este episodio revela, otra vez, que en las zonas fronterizas como Nariño, el tráfico ilícito aprovecha la fragilidad institucional y la desconfianza comunitaria para consolidar redes que erosionan la convivencia.
Desde el Ejército, se insiste en la necesidad de mantener el orden y combatir el contrabando, pero el rechazo popular evidencia que la solución va más allá de la fuerza. ¿Cómo reconciliar la seguridad con comunidades que perciben a la autoridad como invasora? La violencia de Yaramal deja abierta esta pregunta mientras los cigarrillos ilegales continúan su ruta entre Colombia y Ecuador, alimentando tensiones y confrontaciones.
La frontera no solo se disputa en el comercio ilegal; también en la confianza perdida entre sociedad y Estado. ¿Podrá alguna vez restablecerse ese vínculo en un territorio marcado por la violencia y la desconfianza? Por ahora, quedan las sombras de un enfrentamiento que es, mucho más que un simple operativo fallido.