Javier Sarmiento Olarte asume como alcalde encargado de Bucaramanga tras anulación de la elección de Jaime Andrés Beltrán

📸 Cortesía: Wikipedia/JulianVilla26
¿Justicia suspendida en Bucaramanga?

Este lunes 27 de octubre de 2025, Bucaramanga vivió un abrupto cambio en su administración municipal. Javier Sarmiento Olarte asumió como alcalde encargado, tras la inédita anulación de la elección de Jaime Andrés Beltrán Martínez, su antecesor, por doble militancia.

El Consejo de Estado confirmó la nulidad del mandato de Beltrán, después de comprobar que durante la campaña electoral del 2023 el hoy exalcalde apoyó públicamente a candidatos de partidos distintos al suyo, una práctica prohibida que vulnera la equidad electoral. Este respaldo quedó dokumentado en pruebas audiovisuales presentadas en el proceso judicial, que sentenció la ilegalidad sin posibilidad de apelación. La decisión ratificó un fallo previo del Tribunal Administrativo de Santander, consolidando así un precedente para el sistema político local.

Ante esta coyuntura, el gobernador de Santander, Juvenal Díaz Mateus, designó como alcalde encargado a Javier Sarmiento Olarte, procurador delegado para el Seguimiento del Acuerdo de Paz. Sarmiento, jurista y santandereano, fue elegido de una terna propuesta por la coalición Defendamos Bucaramanga, el mismo grupo político que había respaldado originalmente a Beltrán. Su gobernanza será transitoria, acompañando la ciudad hasta las próximas elecciones atípicas convocadas para el 14 de diciembre de 2025, fecha en la que se espera que la ciudadanía recupere la voz directa en las urnas.

Este relevo forzado abre preguntas profundas sobre la fragilidad de los procesos democráticos en la región y el desafío de preservar instituciones transparentes en medio de prácticas políticas cuestionables. Mientras tanto, Bucaramanga queda a la espera, con el pulso político detenido, en una pausa que impone la justicia para que, quizá, surja una nueva oportunidad de gobernar sin sombras ni dobles lealtades.

¿Podrá la ciudad sanar su confianza erosionada y avanzar hacia un mandato legítimo y sin interrupciones? El reloj electoral está en cuenta regresiva, y la ciudadanía observa, expectante.

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