📸 Imagen cortesía D.R.A
¿Manipulación judicial al descubierto?
Este viernes 15 de agosto de 2025, en Bogotá, el Juzgado Tercero Penal del Circuito abrió la audiencia para leer el sentido del fallo en un juicio que sacude Colombia: el caso del abogado Diego Cadena, acusado de fraude procesal y soborno en actuación penal. En paralelo, se definirá el destino judicial de Juan José Salazar, socio de Cadena, señalado igualmente en esta intrincada red de influencias.
Desde 2018, la Fiscalía viene investigando cómo, presuntamente bajo órdenes del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Cadena habría visitado cárceles para ofrecer dinero y promesas legales a testigos clave como Carlos Enrique Vélez y Juan Guillermo Monsalve. El fin explícito: alterar sus testimonios y favorecer la defensa de Uribe en su pesquisa por vínculos con grupos paramilitares. Pruebas contundentes —grabaciones secretas desde un “reloj espía”, transferencias bancarias detectadas, y declaraciones de exparamilitares— pintan un cuadro claro de manipulación judicial calculada.
Este episodio no es nuevo. La Corte Suprema ya condenó en primera instancia a Uribe a 12 años de prisión domiciliaria, apuntalando la hipótesis de que no solo estaba al tanto del plan para reescribir testimonios, sino que habría sido el instigador directísimo del esquema, según la jueza Sandra Liliana Heredia. La defensa de Uribe ha apelado y el caso ahora espera veredicto en el Tribunal Superior de Bogotá, aumentando la incertidumbre en un proceso que divide a la opinión pública.
¿Es acaso este juicio un reflejo de un sistema judicial vulnerable a las presiones políticas? La ciudadanía observa con atención; mientras los engranajes legales giran, las preguntas persisten y el país aguarda respuestas que esclarezcan hasta dónde pueden llegar la impunidad y el poder político. En medio del debate, la justicia parece caminar entre sombras y luces, desafiando la fe pública. ¿Será este un paso firme hacia la verdad o un retraso más en la búsqueda de justicia?
Así, mientras Bogotá se convierte en el escenario de una batalla legal que no solo pesa sobre individuos, sino sobre la confianza institucional, queda claro que el drama humano detrás del caso es tan profundo como la implicación política que conlleva. Y a partir de este viernes, la balanza judicial trata de inclinarse sobre una de las causas más resonantes en la historia reciente del país.