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[¿Portero en jaque?]
Este sábado 8 de noviembre, en el Estadio Cuauhtémoc, una entrada brutal detuvo el latido del partido entre Cruz Azul y Pumas UNAM. Kevin Mier, arquero colombiano y figura indiscutible del equipo cementero, cayó lesionado tras una dura falta del panameño Adalberto Carrasquilla. La fractura de tibia en la pierna derecha no sólo provocó dolor inmediato, sino que detonó una alarma profunda en el plantel y sus seguidores.
El portero tuvo que abandonar la cancha con gestos de sufrimiento, y los análisis médicos posteriores confirmaron lo peor: una fractura que requerirá cirugía programada para el jueves 13 de noviembre en Ciudad de México. Según fuentes internas del club y el medio especializado Medio Tiempo, la operación busca reparar el daño para evitar secuelas. El proceso de recuperación, largo y complejo, oscilará entre dos y seis meses, dejando al equipo sin su guardián en la recta clave de la temporada.
Este golpe no es sólo físico para Cruz Azul. La ausencia de Mier compromete su participación en la Liguilla del Apertura 2025 y en la tan esperada Copa Interamericana de diciembre en Qatar. En su lugar, Andrés Gudiño asume la misión de proteger el arco en momentos decisivos, una responsabilidad enorme que pesa bajo la sombra de la lesión.
La jugada que desencadenó esta tragedia deportiva ha encendido polémicas en México y Colombia. A pesar de la gravedad, el árbitro Fernando Hernández solo mostró tarjeta amarilla a Carrasquilla. Ante este escenario, Cruz Azul plantea solicitar a la Federación Mexicana de Futbol una inhabilitación temporal para el jugador panameño, apelando a los reglamentos que contemplan sanciones por daños severos. La discusión va más allá de un silbato: es un llamado a repensar la protección y el respeto dentro del deporte.
Este lunes 11 de noviembre, mientras Mier se prepara para la cirugía y el club ajusta su estrategia, queda la pregunta latente: ¿podrá el fútbol mexicano garantizar que tragedias como ésta no se repitan? Porque, más allá del resultado, están las vidas y la integridad de quienes entregan todo en la cancha. ¿Vale menos un arquero después de una fractura? La respuesta parece seguir en espera, tan incierta como el destino de Kevin Mier.
