Desde su estreno hace más de 25 años, «Yo soy Betty, la fea» no solo se convirtió en una telenovela icónica para Colombia, sino en un fenómeno cultural que resonó profundamente tanto en la audiencia nacional como internacional. Creada por Fernando Gaitán, la serie capturó corazones con su comedia romántica y sirvió como bálsamo en tiempos turbulentos para el país. En la década de los 90, Colombia enfrentaba desafíos significativos como el narcotráfico, la presencia de grupos guerrilleros y una extendida corrupción. En medio de esta realidad cruda y desalentadora, «Betty la fea» ofrecía un escape y entretenimiento, convirtiendo a personajes como Beatriz, Armando, Nicolás, Patricia y Freddy en compañeros de millones de colombianos que seguían sus desventuras y triunfos en Ecomoda.
Recientemente, Jorge Enrique Abello y Ana María Orozco revelaron durante una entrevista para el programa ‘Yordi En Exa’ varios secretos de la telenovela, incluida la influencia de algunos políticos como el entonces presidente Andrés Pastrana. Uno de los momentos más memorables de la serie no fue un giro de la trama ideado por Gaitán, sino una intervención directa del presidente Pastrana. Este hecho se centró en un episodio crucial donde Betty, enfrentada a una difícil situación financiera en la empresa, se veía tentada a aceptar un soborno por parte de la empresa Rag Tela, a cambio de asegurar un negocio lucrativo para Ecomoda.
Natalia Ramírez, quien interpretó a Marcela Valencia en la telenovela, reveló detalles sobre este acontecimiento histórico para la serie. Según Ramírez, originalmente Gaitán había escrito la escena en la que Betty consideraba aceptar el soborno, lo cual hubiera cambiado drásticamente la percepción del personaje ante el público. «Betty aceptaba el soborno, porque además empezaba a soñar qué iba a hacer con ese dinero», comentó la actriz.
El cambio en la trama ocurrió cuando Andrés Pastrana, preocupado por la imagen que la aceptación del soborno podría proyectar sobre Colombia y sus valores, intervino directamente. Ramírez relató que Pastrana había visto el episodio donde se grabó esta escena y decidió llamar a Gaitán para solicitarle que modificara el guion. «Para la imagen de Colombia era importante que una heroína como se denominaba a Betty en ese momento no fuera a aceptar un soborno», explicó la actriz, citando las palabras del presidente.
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Ante esta solicitud presidencial, Gaitán optó por reescribir la escena, asegurando que Betty mantuviera su integridad ética y rechazara el soborno. Esta decisión no solo resguardó la reputación del personaje central, sino que también reforzó su papel como un símbolo de nobleza y principios en la televisión colombiana.
El impacto de esta intervención trascendió los límites de la pantalla, marcando un precedente en la manera en que las telenovelas pueden influir en la percepción pública y la ética nacional. «Betty la fea» continuó siendo un fenómeno televisivo, celebrado no solo por su trama original y sus personajes entrañables, sino también por la decisión clave de mantener la integridad moral de su heroína principal.