📸 Imagen cortesía Captura de página principal de la Registraduría
¿Juventud en Medellín: ¿Cambio o Continuidad?
Este lunes 20 de octubre de 2025, Medellín terminó de contar los votos de una jornada electoral que trazó un mapa inquietante sobre las preferencias políticas de sus jóvenes: el movimiento Creemos y el partido Centro Democrático se coronaron como los grandes ganadores en las elecciones al Consejo Distrital de Juventud (CDJ).
El domingo 19, en medio de una afluencia que volvió a ser modesta, aunque ligeramente mayor que en 2021, Creemos encabezó con 3.767 votos, mientras que Centro Democrático le siguió de cerca con 3.373. Esta pulseada revela algo más que números: un marcado giro hacia la derecha y centro-derecha entre un segmento joven que, con su voto, parece inclinar la balanza en la capital antioqueña.
Las cifras a nivel nacional no dejan de impresionar por su contraste. Aunque más de 1,5 millones de jóvenes participaron el pasado domingo, esto representa apenas un 12,66% de los 11.702.436 habilitados para votar en el país. En Antioquia, la participación superó el 10%, un salto considerable frente al pobre 6% registrado hace cuatro años, según destacó el gobernador Andrés Julián. Los 1.540.652 jóvenes convocados a las urnas tuvieron a su disposición 759 puntos repartidos en los 125 municipios del departamento.
¿Por qué esta tendencia política se afianza en Medellín? Más allá del atractivo discursivo, podría leerse como una respuesta directa a la incertidumbre económica y social que atraviesa la región. Al votar por opciones reconocidas por su agenda conservadora y de orden, los jóvenes parecen buscar certezas en medio de un panorama que aún no termina de recuperarse de viejas crisis.
El movimiento Creemos no solo ganó en cantidad sino en simbología: representa a una juventud que busca espacios de participación desde posiciones claras. Por su parte, el Centro Democrático reafirma su arraigo en una generación que, pese a la fragmentación política, se muestra fiel a su propuesta. La jornada, aunque con baja participación, dejó en evidencia que el relevo político no implica necesariamente un cambio de paradigma.
Mientras tanto, la ciudad se queda interrogándose sobre el futuro real de sus jóvenes y su capacidad para influir en la transformación social. ¿Será esta una generación que construye desde la estabilidad o está condenada a repasar viejos modelos? La respuesta, quizás, esté escondida entre los votos y el eco de las urnas aún resonando en Medellín.