📸 Cortesía: revistapuntos.uniandes.edu.co
¿Atraco al Atrato?
Un río que clama por justicia.
Este miércoles 15 de octubre de 2025, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) encendió las alarmas sobre la cuenca del río Atrato, en el Chocó colombiano. La crisis humanitaria y de derechos humanos declarada evidenció no sólo la contaminación por mercurio, sino también el abandono sistemático de comunidades indígenas y afrodescendientes que dependen de sus aguas para vivir.
Durante más de una década, el fallo de la Corte Constitucional de Colombia de 2016, que reconoció al río Atrato como sujeto de derechos, ha sido letra muerta. Las promesas de protección, restauración y descontaminación se hicieron humo frente al avance implacable de la minería ilegal. “Han pasado diez años y hemos visto que el cumplimiento de los términos de esa decisión ha sido insuficiente”, sentenció Marcos Orellana, relator especial de la ONU sobre tóxicos y derechos humanos. El mercurio, usado de manera indiscriminada en la extracción ilícita de oro, contamina el agua y los organismos vivos, provocando enfermedades neurológicas y crónicas que golpean con especial saña a niños y mujeres embarazadas.

Pero esta crisis no solo es ambiental o sanitaria, es, ante todo, una herida abierta en los derechos fundamentales: a la vida, la salud, al agua limpia, a la seguridad alimentaria, a un ambiente sano, a la cultura y al territorio que estas comunidades han defendido por generaciones. La ONU denuncia la escasa respuesta del Estado colombiano, que no solo falla en proveer acceso al agua potable, sino que también permite que la degradación avance sin freno ni castigo.
Las voces de los pueblos del Atrato resuenan en medio de este abandono. Sus territorios colectivos, espacios vivos de resistencia y cultura afrodescendiente e indígena, están siendo arrasados por la indiferencia y la impunidad. Mientras tanto, el río sigue contaminado, y el futuro de quienes lo habitan se diluye en las aguas tóxicas. ¿Será posible que se escuche este clamor? ¿Podrá la justicia y el Estado recuperar el río Atrato y restaurar la dignidad de su gente? El tiempo se agota y la cuenca clama por respuestas que hasta ahora han tardado demasiado en llegar.